Urge operación “cicatriz” entre los morenos pozarricenses

Al parecer, mafia opera en la ESBO

La reciente designación de Adanely Rodríguez Rodríguez como candidata a la presidencia municipal de Poza Rica por parte de la dirigencia nacional de Morena ha desatado tensiones dentro del partido.

Los resultados de la encuesta interna dejaron fuera a figuras fuertes que aspiraban a la candidatura, como María del Carmen Carballo, José Luis Lima Franco, Emilio Olvera Andrade y Soledad Rivera. Estos nombres representan a importantes grupos dentro del partido que, lógicamente, no tomaron bien la decisión impuesta desde las altas esferas del poder político.

Apenas se dio a conocer la designación de Adanely Rodríguez, comenzaron a circular rumores sobre posibles manifestaciones de inconformidad por parte de los militantes que no quedaron favorecidos. Incluso se habló de movilizaciones masivas, aunque finalmente los grupos descontentos decidieron dar marcha atrás.

Sin embargo, esto no significa que la situación esté resuelta. Por el contrario, la dirigencia nacional de Morena enfrenta ahora un delicado reto: poner en marcha lo que en su momento hacía el PRI, la operación “cicatriz”, para limar asperezas y negociar la unidad dentro del partido.

Si algo ha quedado claro, es que la falta de consenso dentro de Morena podría tener graves repercusiones. Los grupos internos que no apoyan la candidatura de Rodríguez Rodríguez ya han expresado su desacuerdo y han dejado claro que no brindarán su respaldo a la aún diputada local.

Esta división representa un riesgo para el partido en el próximo proceso electoral, especialmente ante el descontento generalizado en la población de Poza Rica, que cada vez ve con más desconfianza la gestión del actual gobierno municipal, encabezado por Fernando “El Pulpo” Remes.

Los últimos años de gestión de Remes Garza han dejado a Poza Rica sumida en el atraso social, la marginación, la violencia y la inseguridad. Los pozarricenses, hartos de los despilfarros, el saqueo y los excesos, se sienten decepcionados por un alcalde que, en lugar de priorizar el bienestar de la ciudadanía, se dedicó a fortalecer su empresa de transporte de carga.

El panorama es sombrío para un municipio cuyo desarrollo se ha visto frenado por un mal gobierno. Morena, consciente de esta situación, debería estar alerta, porque si la fractura interna no se resuelve, el partido podría enfrentarse a una derrota en las urnas o, en el mejor de los casos, a una victoria por una mínima diferencia.

Incluso podría perder los espacios que actualmente ocupa en el cabildo. Peor aún, si los grupos que se sintieron desplazados deciden actuar en contra del partido, la situación podría complicarse aún más. Se ha sugerido la posibilidad de alianzas secretas con otros partidos, lo que pondría en riesgo la continuidad de Morena en el poder en Poza Rica.

A los morenistas pozarricenses no les quedará otra opción que cerrar filas y trabajar en la reconciliación interna. Si no lo hacen, lo que podría ser un proceso electoral relativamente sencillo se convertirá en una carrera llena de obstáculos. Y en un escenario donde la administración actual ha sido un fracaso rotundo, cualquier falta de unidad podría ser un grave error para sus aspiraciones en las próximas elecciones.