TAQUICARDIA
Por Fabián Martínez
Cuando un candidato anda en campaña no repara en ofrecer y prometer. Por algo los políticos locales están tan desgastados que ya nadie les cree. Pero todavía tienen el valor de manifestar que no necesitaron de nadie, porque su popularidad y cariño del pueblo era tanto, que los llevaron a obtener el triunfo y hoy están convertidos en alcaldes y diputados.
Por eso en Poza Rica desde que Morena llegó al gobierno municipal una de las promesas que hicieron fue que los regidores se bajarían el salario, porque algunos ganaban más que el mismo gobernador del estado.
En la administración de Javier Velázquez Vallejo lo anterior puso fúricos a los ediles, incluyendo a los de su partido, quienes desde un principio se negaron a que la promesa hecha al pueblo sabio y noble se cumpliera y dejaran como un “mentiroso” al entonces alcalde.
Se supo que en la última sesión de cabildo, antes de irse los ediles decidieron bajarse el salario, pero el actual presidente municipal Fernando Remes Garza ya había prometido también y tomado como bandera política el hecho de que llegando a la alcaldía lo primero que haría sería bajarse el estratosférico salario que siguen percibiendo él y sus doce regidores.
Pero bastó que se llevaran a cabo las primeras sesiones de cabildo porque cuando se tocó el tema hubo un cabildeo previo, donde los ediles (que se hacen llamar de oposición), simplemente acordaron que: “nuestro salario es sagrado, señor presidente”.
Palabras más, palabras menos, pero el asunto fue que ninguno estuvo de acuerdo en que se les bajara un solo centavo de su salario, a cambio le ofrecieron al alcalde ser aliados en cuanto a la autorización de un mayor presupuesto para el DIF municipal, organismo que hoy se sabe manejan sus dos hijas y allegados.
Tan sencillo fue el asunto que los mismos ediles de Morena terminaron estando de acuerdo en que el salario de los funcionarios públicos es sagrado y por lo tanto no se puede tocar un solo centavo. Así, cada uno de los doce regidores estarán ganando salarios netos superiores a los 110 mil pesos mensuales.
Dinero que la mayoría de ellos nunca imaginó que podrían ganarse y además de una manera tan fácil que en realidad es como un regalo de Dios.
Lo malo de todo esto es que nuevamente se engañó al pueblo con una promesa tan trillada, que lo más seguro es que los próximos candidatos no deberán tocar este tema ni de chiste, para que al rato la gente no los señale de mentirosos, como ya sucedió con dos alcaldes de Morena.
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