La política en Poza Rica ha tocado fondo. La apatía, el desgaste y la falta de propuestas reales han dejado claro que en la próxima elección municipal la verdadera pelea no será por la presidencia, sino por las regidurías.
Así como lo lee usted, los partidos ya no compiten por ganar, compiten por no desaparecer. La elección parece más un trámite que un ejercicio democrático. Ningún partido político llega con la convicción de ganar la presidencia municipal. Todos, sin excepción, dan la impresión de estar resignados, negociando desde ahora espacios menores, como quien se conforma con las sobras del banquete. Y sí, lo que está en juego no es el poder de decisión, sino el acceso al presupuesto, los empleos y las canonjías que ofrece una regiduría.
El caso del Partido Acción Nacional es el más evidente. Lejos de renovar cuadros o presentar una alternativa fresca, optó por reciclar al eterno aspirante Leonardo Amador Rodríguez, un empresario que ya fue diputado por el PRD y que, dicho sea de paso, quedó a deberle bastante a los pozarricenses durante su gestión.
Nadie olvida que fue pieza clave para que Morena llegara al poder con Javier Velázquez, y desde entonces ha intentado —sin éxito— colarse en cada elección bajo distintas banderas, ahora refugiado bajo las siglas del PAN.
Amador Rodríguez no tiene posibilidad real de ganar. Su apuesta es clara: arañar al menos 12 mil votos y colarse con dos regidurías. Y no es el único; el resto de los candidatos, de otros partidos, también juegan al mismo libreto, es decir, simulan que hacen campaña mientras operan en lo oscurito para asegurarse un lugar en el próximo cabildo.
Y la presidencia municipal, para muchos, esa ya está amarrada, y por eso nadie se esfuerza demasiado en disputarla. La narrativa parece ser que “todo está decidido” y que lo único por definir son quienes acompañarán al próximo alcalde o alcaldesa, desde las regidurías.
Triste, pero cierto, en Poza Rica la democracia se ha reducido a una lucha por cargos menores, mientras la ciudadanía ve con escepticismo una contienda que ni siquiera arranca con emoción. El reto será para quienes aún creen que esta ciudad merece algo más que reciclaje político y ambiciones personales.
Porque si todo sigue igual, Poza Rica seguirá condenada a gobiernos mediocres, elegidos no por convicción, sino por inercia.