Una enfermedad llamada doctor

Dr. Ignacio Espinosa. Médico Internista. Tel. 82 263 52

MEDICINA SISTEMICA. lunes 15 de abril de 2013

La medicina moderna no es un conglomerado de especialidades, sino un sistema cuyos especialistas interactúan entre si. Esto se debe a que el cuerpo humano es un biosistema de órganos interactuantes, al mismo tiempo, inmerso en un sistema natural y social. Todos para uno y uno para todos, validando el lema de Los Tres Mosqueteros de Alejandro Dumas (padre).

        El holismo rechaza el análisis y niega o minimiza el rol del individuo o de un órgano aislado. Así, un homeópata, un herbolario o un iridólogo, sin analizar todos los órganos de nuestro cuerpo para establecer un diagnóstico, prescriben tratamientos que ellos dicen que es global o total (holista) y si el proceso morboso es grave como un cáncer o una apendicitis por ejemplo, estos males avanzarán irremediablemente porque el holista, ve el bosque pero no el árbol enfermo.

        La medicina sistémica conserva las tesis válidas del individualismo: no hay todo sin partes y las del holismo: las totalidades poseen propiedades globales o sistémicas que no tienen sus partes. El sistemismo es una síntesis del individualismo con el holismo.

        Un médico sistémico es analítico y sintético. Toma en cuenta los síntomas aislados o individuales, esto es análisis: fiebre, diarrea, dolor. Con estos tres síntomas forma un síndrome diarreico, grupo de síntomas, propio del sistema digestivo, esto es síntesis. Pero también relaciona la parte afectada con el resto del cuerpo, pues la fiebre puede alterar la función del cerebro, llegando a provocar convulsiones, la deshidratación de la diarrea puede afectar todos los órganos y el dolor empeora la calidad de vida e impide acudir al trabajo y ya se está afectando el ambiente social y el médico sistémico establece una relación de esa diarrea con la contaminación ambiental y con el comerciante inmoral vendiendo pollos contaminados que obtuvo en una granja autorizada por salubridad, dependencia del gobierno.

        He aquí una cadena sistémica demostrando la concatenación del universo.

        Verifique si su médico es sistémico y humanista y si lo ve como un sistema complejo, pero inmerso en el sistema social el que a su vez, interactúa con el sistema natural biológico.

Allá por 1971, estaba de aprendiz, en el servicio de gastroenterología, llegó un hombre maduro con derrame de bilis, hinchado de los pies, el hígado crecido; con cierta regularidad embaulaba dos o tres “sotolazos” (sotol) entre pecho y espalda. Le diagnostiqué posible cirrosis hepática. El gastroenterólogo, que además era Médico Internista, el primero que conocí, me desmintió. Revisó al paciente con una gran maestría y me enseñó que se trataba de una insuficiencia cardiaca congestiva desencadenada por una estenosis de la válvula mitral del corazón. Cuando falla el bombeo cardiaco la sangre se estanca en todo el cuerpo y como la sangre de todo el organismo retorna al corazón por las venas cavas que drenan la sangre de tubo digestivo, hígado y todo el abdomen. Usted se equivocó al confundir el crecimiento del hígado con una enfermedad del hígado. Me explicó el internista. El hígado creció, se enfermó y no metaboliza la bilis por la inflamación (congestión) provocada por la falla del corazón. Corrigiendo la falla cardiaca, se corrige el funcionamiento del hígado. Y así fue. Mi maestro internista hizo medicina sistémica: uno para todos y todos para uno. Yo no hice medicina sistémica. Y la…regué.

Unos 40 años después, observé otro caso semejante, que durante un año estuvo tratado en un servicio de gastroenterología con derrame de bilis (ictericia), hígado grande, con el diagnóstico de hepatitis y cirrosis. Nunca mejoró con el tratamiento de reconocidos gastroenterólogos. En realidad se confirmó una insuficiencia cardíaca de lenta y larga evolución. El hígado se normalizó al corregir la falla de bombeo cardiaco. No había ni hepatitis ni cirrosis.  En gastroenterología no se hizo medicina sistémica: un órgano depende de todos los demás, y todos los órganos dependen de uno.

También es frecuente observar pacientes con insuficiencia cardiaca congestiva, cuya falla de bombeo disminuye el flujo de sangre en los riñones por ejemplo, elevándose la urea y la creatinina por disminución fisiológica de la filtración renal, corrigiendo esta al corregir el bombeo del corazón con vuelta a la normalidad de la urea y la creatinina. Más de una vez en servicio especializado de nefrología, erróneamente, han propuesto diálisis o han dializado pacientes con estas características: falla renal funcional, porque el riñón falló por la falla de otro órgano.

“Al revés volteao”: con mucha frecuencia pacientes con falla renal orgánica de riñones, al disminuir la filtración de urea, creatinina y agua, se elevan en sangre intoxican todos los órganos y provocan falla cardiaca con insuficiencia cardiaca congestiva funcional, es decir, sin que exista una lesión anatómica del corazón. Esta falla cardiaca se normaliza si logramos mejorar la eliminación de agua por los riñones: uno para todos, todos para uno.

Esta es la medicina sistémica, reconocer que todos los órganos y sus funciones dependen unos de otros y con ello dilucidar, de entre varios órganos enfermos, en cual de ellos empezó el caos, y de esa forma tratar la causa principal, no los efectos secundarios.

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