Después de varios ciclos en línea, finalmente regresaron a clases presenciales; la matrícula es de solo 37 alumnos.
POR: MIGUEL ÁNGEL GUERRERO
PAPANTLA, VER.- La mañana de este lunes, alumnos de la escuela primaria Donato Márquez Azuara regresaron a clases presenciales, luego de haber permanecido cuatro ciclos escolares de forma virtual, a causa de la pandemia por la COVID-19.
Los menores, acompañados de sus padres de familia, acudieron a sus clases presenciales en las instalaciones de este plantel educativo, que permanecía cerrado desde 2020, cuando se decidió no abrir la escuela debido a los daños estructurales que presentaban distintas áreas.
Se informó a este medio de comunicación que actualmente la matrícula escolar es de 37 alumnos en los distintos grados, mientras se busca atraer más estudiantes para que cursen sus estudios en esta institución, que durante varias décadas ha estado al servicio de los papantecos.
Por su parte, algunos padres de familia señalaron que fueron convocados para este lunes a regresar a clases, sin que exista un documento oficial en el que la Secretaría de Protección Civil determine que el edificio puede ser utilizado de forma segura.
Actualmente se están realizando trabajos de remodelación y rehabilitación en el plantel, lo que para algunos padres representa un riesgo, además de que no se ha realizado una supervisión que garantice la seguridad de los infantes, dado que no se ha confirmado si se han atendido los daños estructurales.
La directora del plantel, Yessica Viridiana Morales de la Cruz, se negó a brindar información sobre el estado actual de las instalaciones, que hasta hace algunos años presentaban daños estructurales. Se espera que se emita el dictamen de Protección Civil para conocer si se han atendido las observaciones.
Cabe recordar que, de acuerdo con el oficio SEV/SDE/CPC/474/2019, se señaló que la escuela primaria Donato Márquez Azuara se encontraba en riesgo, lo que ponía en peligro a todo aquel que utilizara el edificio. Por lo tanto, se recomendó no hacer uso de las instalaciones.
Fue en una inspección ocular realizada el 31 de octubre de 2019 cuando se observó que los muros que sostienen la estructura presentaban fisuras mayores a 0.5 milímetros, además de que las columnas mostraban desprendimiento de material, dejando expuestas las varillas de dichas estructuras.