POR FABIÁN MARTÍNEZ
La historia tiende a repetirse en la política, y el caso de Celso Rogelio Quiroz Pulido es una prueba palpable de ello. Quien fuera directos de Catastro durante el gobierno de Pablo Anaya Rivera parece haber encontrado en la administración actual de Fernando Luis Remes Garza una nueva oportunidad para hacer valer su influencia.
Sin embargo, el modus operandi no ha cambiado mucho: ¿cómo es posible que un regidor logre tener más poder que los asesores del presidente municipal?
La relación entre Quiroz Pulido y Remes Garza se ha convertido en un enigma. Se dice que el regidor lo maneja a su antojo, un juego de sombras que parece tener como telón de fondo intereses personales más que el bienestar de la comunidad.
No olvidemos que, en su momento, Quiroz Pulido fue señalado por presuntos actos de corrupción en el área de Catastro Municipal, pero esto no le impidió obtener la confianza de Anaya Rivera, quien daba su cuerpo y su sangre, por el citado sujeto.
Ahora, repite la jugada, convenciendo a Remes Garza de que lo apoye en su aspiración de ser el candidato del PT a la presidencia municipal.
Es alarmante observar cómo ha logrado establecer un control tan férreo sobre el alcalde. No hay solicitud de Quiroz que no sea cumplida por Remes Garza y la tesorera Luz Karina Hernández Andrés. Esto plantea serias dudas sobre la autonomía del gobierno municipal y su capacidad para actuar en beneficio de la ciudadanía.
Además, el regidor ha conseguido privilegios que muchos considerarían inaceptables. Es el único que ha recibido presupuesto para la compra de pintura, a precios que ya empiezan a levantar sospechas. La pregunta que muchos se hacen es: ¿a quién beneficia realmente esta compra? Las guarniciones, muros, semáforos y pantallitas que se compraron recientemente habría que ver si realmente trajeron beneficio a la población o unicamente a los bolsillos del regidor.
Si Fernando Remes no puede heredar la alcaldía a un familiar, parece que optará por su regidor estrella, -al menos así lo dice el tal Rogelio-, un hombre que se ofrece a «cuidarle las espaldas» una vez que logre el poder.
Este escenario en realidad no es preocupante por la posibilidad de que Quiroz Pulido logre sus objetivos a costa de la ética y el buen gobierno, sino que plantea la mala dirección que esta tomando el actual gobierno, donde el que parece tener el poder y el control es el regidor Rogelio Quiroz.
La ciudadanía merece líderes comprometidos con el bienestar colectivo, no marionetas que operan bajo la sombra de intereses personales. La historia puede repetirse, pero los ciudadanos deben estar atentos para que no se convierta en una tragedia.
No se puede seguir con la misma imagen que ha tenido desde su inicio el actual gobierno con la transparencia y la rendición de cuentas, que deben ser pilares fundamentales en el camino hacia un gobierno más justo y equitativo.