Antrop. Víctor Hugo Valencia Valera
victor_valencia@inah.gob.mx
Recorrer y caminar esta Ciudad de Poza Rica, es un reencuentro de cambios y nostalgias que se van conjugando con el devenir del crecimiento de una ciudad que desde su fundación ha sido muestra de un acelerado crecimiento, producto del desarrollo que la industria petrolera le ha dejado como huella indeleble, en un proceso de industrialización que esta región y sus comunidades hicieron suya, sin menoscabo de su cotidianidad y su identidad cultural.
A esta ciudad llegaron grandes y numerosas corrientes de mano de obra de diferentes lugares del país, particularmente del norte tamaulipeco como de la sierra norte poblana e incluso, de avecindados que trajo la industria petrolera desde tierras lejanas de Michoacán, Guanajuato y algunos lugares distantes del norte de México y que hoy son avecindados orgullosos de su origen y brindándose con sus familias en el gusto de ser pozarricenses al ser alojados y crear familias que hoy le dan sello e identidad a esta ciudad, orgullo del Estado de Veracruz y entrada a esta gran región cultural que bien podríamos redefinir como “la huasteca-totonaca” por su identidad a través de la música huasteca, como por su gastronomía que combina elementos del Totonacapan, como de la Huasteca veracruzana y donde el idioma totonaco marca fronteras claras y precisas sin demérito de combinarlo con un buen son huasteco y un mejor “zacahuil” que rebasa las fronteras solo por el placer de degustarlo.
La ciudad de Poza Rica se puede recorrer solo por el placer de sus olores, productos, comidas, colores y sabores en un parsimonioso caminar por su gran mercado que lo hace tan rico y diferente, solamente al transitar por las áreas de los mejores caldos y tacos de barbacoa, que dan muestra de su origen en el estado de Hidalgo y que llegaron para quedarse con su sello propio y/o disfrutar de los platillos que ofrecen desde un pozole jalisciense a un mondongo del bajío o un zacahuil huasteco, que se ofrece en más de veinte sazones propios de cada mujer que lo prepara, en un espacio que se brinda en este mercado en la mayor oferta que pueda verse, porque la demanda así lo requiere: la comida es así, una distinción que hace de este mercado un lugar único, que le da identidad y ubica todas las variantes culturales a las que convocó esta ciudad y su crecimiento que demandó el trabajo requerido por la industria petrolera.
Así podríamos continuar caminando y partir del centro hacia cualquier dirección, para encontrarnos con espacios emblemáticos que le dan historia a la ciudad y llegar a lo que se continúa conociendo como “El Cerro
del Abuelo” o “Parque de las Américas”, para poder comparar ya estando en la cima y ver el pasado y presente de esta ciudad de Poza Rica que la hizo el petróleo en un desarrollo fundamental y estratégico de esta norteña ciudad del Estado de Veracruz.
Su identidad cultural no sólo se identifica en la manera de ser, estar y vivir en Poza Rica, sino que tiene su sello propio al manifestarse en esa combinación y conjugación de culturas que encontraron cobijo desde el corazón del Totonacapan, con la riqueza de la Huasteca y la aportación de la sierra náhuatl del norte de Puebla y que aquí se manifiestan a través de la música tradicional del son huasteco y con una combinación de gustos y sabores que dejan su sello en la comida y en el mestizaje propio de ser veracruzano y ser pozarricense, por la geografía y ubicación territorial, pero por ser parte de una región cultural que combinó y se apropió de todos estos elementos que diferencian a Poza Rica y sus habitante del entorno regional y cultural donde se ubica.
Es así que de manera muy resumida, damos cuenta de la importancia y orgullo para aquellos hombres que forjaron, vivieron y pensaron esta ciudad y que hoy se distingue por su origen en la riqueza de sus yacimientos petroleros y que así transita en este siglo XXI, en una ciudad de gran comercio, de servicios y desarrollo ganadero y agrícola, pero que tiene su sustento y forja en la industria del petróleo y todo lo que ésta generó en su convivencia social y desarrollo de infraestructura que fue demandando el nacimiento, crecimiento y desarrollo de la ciudad que la distingue en sí misma: su historia obrera.
Pero debemos decir que este proceso histórico y desarrollo industrial, fue creando su identidad como registro y sello de la cultura obrera y de la cultura regional que le dio cobijo, nacimiento y permanencia para distinguirse por sí misma y para orgullo de quienes aquí llegaron, nacieron, vivieron y viven en la Poza Rica que hoy a sus 70 años de ser un municipio, es también una ciudad con identidad cultural propia, producto de su origen y orgullo de su convivencia de esta gran región con historia propia.

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