Fundador de la Plaza de Futbol al Integrar el Poza Rica F. C.

UNA MIRADA ATRÁS

José Luis Rodríguez Badillo

Mónico Rueda Nieto fue uno de esos futbolistas que salió de un fructífero barrio, de esos campos que han dado una incontable cantidad de jugadores que han forjado la historia del futbol mexicano, y gloria de los equipos de nuestro país. Mónico es uno de esos jugadores que demostró a corta edad sus inmensas cualidades sobre terrenos carentes totalmente de césped, líneas de cal que se perdían rápidamente entre el piso polvoriento que admitía que el terreno de juego fuera invadido por los fanáticos de cada uno de los equipos. Desde esa condición surgió a los dieciséis años extasiando a quienes lo vieron jugar con enormes dotes de crack, hasta llegar al circuito de Segunda División, donde debutó en 1958 con de Poza Rica F. C. con el mote de “El Farol”, siendo parte de una escuadra de ensueño en esos años.   

Mónico nació el día 6 de abril de 1934 en la Ciudad de México, sus papás fueron: la Sra. Guadalupe Nieto Sariñán y el Sr. Mónico Rueda Vaca. Con el sobrenombre de “Pucho”, modo que le llamaban sus nueve hermanos, hizo sus primeros grados de educación en esa ciudad, en donde, desde niño pateaba los balones de futbol con particular estilo en el recreo, y con gran desenfado mostró sus cualidades de gran expectativa de un jugador de talla. Jugando con el equipo Guadalajara en 1949, es bautizado con el mote de “El Farol”, el que conserva hasta estos días.   

Jugó en el equipo Guadalajara, de una Liga amateur en el Distrito Federal, cuyo patrocinador era Francisco “El Chico” Larios, quien era dueño de una marca de zapatos de piel para jugar futbol, de 1949 a 1954. De ahí siguió jugando como amateur en el equipo Santa Fe hasta 1955. En ese mismo año, Mónico “El Farol” Rueda fue integrante de una selección juvenil de México que participó en un Torneo amateur en La Habana, Cuba. Más adelante, jugó en la Selección del Distrito Federal Amateur hasta 1956.

Mónico “El Farol” Rueda tuvo su primer logro como futbolista en la temporada de Primera División profesional 1956-1957, cuando debutó con el equipo Universidad de la ciudad de México, de ahí pasó al Necaxa y en la temporada 1957-1958 en el San Luis Potosí, donde destacó enormemente y estuvo en la mira de entrenadores de primer nivel, a quienes llenó la pupila y anhelaban tenerlo en su línea delantera.  

Los Petroleros de Poza Rica en el campo del Hospital de Petrolees Mexicanos en 1962

En el año de 1958, la ciudad de Poza Rica estaba formando un equipo para entrar a la Segunda División de futbol profesional, que era una plaza de béisbol exitosa en este deporte y el basquetbol, en donde se había ganado estruendosamente lo máximo, pero aun así, el clamor popular era el balompié. El Ing. Jaime J. Merino, Superintendente del Distrito Poza Rica, de Petróleos Mexicanos, forma Poza Rica F. C. y nombra al Sr. Abel C. Anincer Presidente del Club Petrolero y se aboca a la contratación de jugadores de primer nivel, como al entrenador Ángel Papadópulos, “El Griego”, de gran experiencia y exjugador.

El Sr. Abel C. Anincer, con la chequera firmada coloquialmente en blanco, se dio a la tarea de contratar los mejores jugadores del momento en el país, varios de ellos solicitados por Papadópulos, entre ellos a Mónico “El Farol” Rueda, que integró la alineación de ensueño junto a: Florentino Vázquez Esperanza, Alfonso “Pescado” Portugal Díaz, Jaime “Tepa” Gómez Álvarez, Héctor Segura Ramírez, Gerónimo “Glostora” García, Estrada, Cruz Marín Illescas, César Gamboa, Zacarías Martínez Cortez, Carlos Mondragón, Gustavo “El Gugu” Gutiérrez, Ernesto Martínez Bosco, José “El Pepín” González, Heraclio Martínez, Héctor Sandoval y Hugo “La Cuca” Herrera, Ernesto “El Checo” Candia, un año más tarde a su excompañero de La Universidad, Carlos Calderón de la Barca, con quien inició la temporada de 1958-1959 con el Poza Rica F. C. del estado de Veracruz, que a decir del propio Carlos Calderón, ciudad que le robó el corazón.

En el siguiente año, los Petroleros de Poza Rica a media temporada; el día nueve de febrero de 1959, se enfrentaron en juego amistoso al Santos de Brasil, aquel maravilloso equipo que tenía entre su alineación a Edson Arantes Do Nacimiento, “Pele”, partido que Mónico solo jugó la segunda parte, siendo una indeleble y gran experiencia el haber estado en esa justa que ganaron los cariocas. Al concluir la temporada, estuvieron bien ubicados en la tabla de posiciones, e iniciaron el entonces clásico Torneo de Copa de 1958-1959 de Segunda División, en donde Poza Rica se coronó campeón y Mónico se alza por primera vez un trofeo. Logro que justificara el gran privilegio de ser uno los pocos equipos en ambas divisiones que viajaban en avión a las sedes distantes de Poza Rica. Mónico fue distinguido al ser dotado de un dormitorio de los que estaban atrás de la Cancha Bermúdez.  

En la Temporada de 1959-1960 llegó como entrenador José Moncebáez Maceda, “Pepe Moncebáez”, que lo rarifica en el extremo derecho y lo privilegia al dejarlo al lado de jugadores que llegaron llenos de fama y calidad, como Carlos Mondragón, Hugo Frank Redding, Armando “Pichicuas” Garrido, Manuel “El Grillo” Contreras, Raúl Arzate, Carlos Rentería, Arturo “El Pelón” Juárez, entre otros. El capitán fue Armando de Paredes. Esta alineación era el terror de todos sus adversarios, una escuadra muy temible. Al final de la temporada, el equipo de Monterrey terminó imponiéndose y se coronó campeón de la temporada logrando el ansiado ascenso a la Primera División. 

Una delantera de época: Pelón Juárez, Faroles Rueda y Hugo Franck

En la temporada de 1960-1961 el equipo petrolero fue dirigido por Diego Mercado Marín, que conservó la gran mayoría de jugadores. Mónico Rueda ya era conocido como “El Faroles” e integraba una quinteta delantera junto a: Arturo “El Pelón” Juárez, Hugo Frank Redding, Armando “Pichicuas” Garrido y de centro delantero a Alberto “El Negro” Jones, la que al recordar algunos jugadores de esa época, les da el mismo temor que antes, sencillamente letales en su cruenta lucha en contra del Nacional de Guadalajara, que hasta la última fecha del torneo venció a Poza Rica por un punto, dejándolo en segundo lugar. En la prórroga, post temporada, se jugó el torneo de Copa de Segunda División, la que ganó el equipo petrolero y les dio la oportunidad de disputar el título de Campeón de Campeones, ganando por segunda ocasión en su corta vida profesional.  

La Temporada de 1961-1962 Mónico “El Faroles” era una pieza importante en la formación de Los Petroleros de Poza Rica. En esa temporada, el equipo fue la sensación al ser invitado a un torneo Pentagonal. Lo inesperado fue la presencia del equipo Bon Sucesso de Brasil, que terminó con un honroso empate a un gol por lado, registrando el campo Merino un lleno increíble. Nadie entiende cómo se alojaron casi nueve mil aficionados para ver a los petroleros con su formación, que la que encabezó el entrenador Javier Novello, Javier “El Gato” Montes, Hugo “La Cuca” Herrera Saquí, Gerónimo “El Glostora” García, Armando Paredes Valle, Juan González Martínez, Luis Valdez, Carlos González Cabrera, Heraclio Martínez Pacheco y el debut internacional del local Felipe Hernández Vázquez.

En la temporada de 1962-1963 el entrenador era Fernando “El Gavilán” García, que llegó al relevo, gozando de un cuadro de lujo con jugadores de enorme talla como Carlos González Cabrera, Carlos Calderón de la Barca Perea, Alberto “El Negro” Jones, Mauro Franco y el portero local, Erasmo Ureña Calvario “Fabito”, que llegó de haber sido el portero de México en los Juegos Centroamericanos. La calidad de Mónico Rueda ya lo había convertido en un ídolo consagrado. Concluyó su carrera con los petroleros, siendo campeón de Copa de Segunda División por tercera vez.

En 1964, Los Algodoneros de Torreón armaban un equipo para subir a la Primera y lograron reforzarse con Mónico “El Faroles” Rueda, quien dejó una tierra que aún ama, Poza Rica. Debutó en la temporada 1964-1965 y jugó una más, la 1964-1966 y se fue a trabajar a los Estados Unidos, pero se enroló con un equipo de futbol. El deseo era reunir dinero y regresar a la Comarca Lagunera para casarse con la señorita María Dolores Frías Luna. El matrimonio obtuvo tres hijos: Alberto, quien nació en 1968; María Fernanda en 1971 y Rivelino en el año de 1972, éste último con el nombre del jugador brasileño de la selección carioca que se coronó campeón en el Mundial de México 1970. Todos nacidos en el Distrito Federal.

Con esposa salió de Torreón y llegó a Salamanca en la temporada 1967-1968. Fue contratado para jugar la temporada y de ahí se fue y jugó en Texcoco de 1969-1970, la que no terminó. Pasó a la Universidad La Salle hasta 1973 en un equipo amateur. Dejó el futbol y entró a trabajar en el Instituto Mexicano del Petróleo (IMP) junto con sus compañeros Armando “Pichicuas” Garrido, Vicente “Bigotón” Pérez y Gerónimo García Estrada, “El Glostora”, donde se jubiló al pasar veintisiete años de trabajo. Regresó a Poza Rica en varias ocasiones para celebrar partidos a favor de recaudar fondos para casos de ayuda, entre esos, una para “El Glostora”, donde tuvo encuentros con la afición que más lo idolatró.

Hoy, la familia de Mónico “Faroles” Rueda atesora entre su recuerdo de aquella exitosa carrera futbolística fotografías, periódicos y revistas especialistas en el fútbol, las que el tiempo se encargó de motear de color café sepia en la superficie de sus valiosos testimonios, que brindó sobre el césped de los campos de futbol del país y afrontó a jugadores de diversas tallas de calidad. Mónico “Farol” Rueda falleció  en la Ciudad de México, dejado como deudos a su esposa, sus hijos que le dieron cinco nietos, y miles de aficionados que aún vitorean y recuerdan los gritos de júbilo que estremecían el Campo Merino, su sede y donde sentaron sus reales, lugar que fue casi imposible que perdieran un punto. ¡Parte de La Historia!

Una Escuadra de Lujo: Mondragón, Pajarito Septién, Arzate, Glostora, Padres y Heraclio. Encuclillas: Pelón Juárez, Pichicuas Garrido, Negro Jones, Faroles Rueda y Hugo Franck
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