Ciudad de México.- En Laguna Verde –la única planta nuclear en México– han ocurrido varias alertas de seguridad en los últimos meses, la más reciente el pasado 21 de enero de 2021, a las 03:10 horas, cuando sucedió una fuga de combustible en un generador, de acuerdo con lo revelado este viernes por la periodista Peniley Ramírez.
En su columna Las alertas ignoradas de Laguna Verde, la periodista de origen cubano y formada en la Universidad Veracruzana precisó que tuvo acceso a reportes internos que documentaron una “fuga de diésel” como un “evento no usual” el 21 de diciembre, sin embargo, un mes después se dio la nueva fuga que alertaron sobre el riesgo de la “probabilidad de accidente severo”.
“El 20 de enero, la Unidad 1 de la planta nuclear tuvo un “paro súbito”. Llevaba 110 días de operación con problemas de recarga de combustible, arrancando sin tener operables los sistemas de seguridad y con cinco barras de protección ante accidentes, de ocho que tiene el reactor nuclear, fallando”, contó y citó un reporte de la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardias.
En el texto al que tuvo acceso señalaba a la jefatura de Laguna Verde que “no les autorizaba a modificar los planes de trabajo para operar con dichas fallas, porque los estándares de seguridad requieren que al menos seis barras de control estén funcionando, con niveles adecuados de boro, la sustancia que permite amortiguar los efectos de radiación ante un accidente nuclear, y solo tres estaban activos”.
Dichos reportes a los que la periodista tuvo acceso están incluidos en la carta que el físico matemático Bernardo Salas –extrabajador de la Comisión Federal de Electricidad (CFE)– envió en una carta al presidente Andrés Manuel López Obrador el 21 de febrero y que es la continuidad de otras 11 misivas en las que ha alertado del tema.
También da a conocer que el 15 de septiembre de 2020, la división de Energía Nuclear de General Electric envió una carta al Gerente de Centrales Nucleoeléctricas de la CFE –que la reservó por cinco años– para puntualizar que en el contrato como proveedor se prevé que la empresa productiva del Estado debe avisar de cada recarga de combustible nuclear con 60 de anticipación.
No obstante, la CFE realizó un programa de recarga el 14 de agosto y apenas lo avisó el 16 de julio a General Electric, además de que “no proveyó equipo de protección radiológica y, aunque la compañía dijo que necesitaban por lo menos cambiarse 15 barras de control, CFE arguyó que solo pagaría por 12”.
Además de que “entregaron partes dañadas y quisieron culpar a la empresa por los desperfectos”, pero General Electric dejó claro que “solo garantizaba las barras que ellos cambiaron y se deslindó de lo que ocurriera con el resto” y que “la CFE no les había pagado, aunque ellos hicieron el mantenimiento, aun con todos los contratiempos.
Ramírez citó a Bernardo Salas para explicar que “las barras de control son como los frenos de un carro. Son las que permiten detener la fisión nuclear y apagar el reactor” y concluyó advirtiendo que desde aquella vez se han reportado fallas en septiembre, noviembre, diciembre y enero, lo que provocó alertas naranjas.
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