La Opinión De Poza Rica

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Septiemble
Llamada de Emergencia

En el fondo todos somos iguales

POR Gustavo García Salazar

Llamada de Emergencia

El pasado 7 de septiembre se celebró a nivel mundial el Día del Buzo, el ser humano ha tenido siempre la necesidad de explorar diferentes latitudes y el mar no es la excepción, incluso como muchos ya saben se ha avanzado mucho más en el espacio que en el propio océano.
Hoy tocaremos este tema con algunos datos históricos y personajes importantes dentro de la historia del buceo y obviamente lo relacionado al ámbito del rescate.

4.000 a.C. Las conchas de moluscos encontradas en las costas del mar Báltico y de Portugal sugieren que el hombre prehistórico ya se sumergía en el fondo del mar para atrapar estos animales que viven varios metros por debajo del nivel del mar.
600 a.C. En la antigua Grecia, las máscaras estaban hechas en madera con vidrio acoplado.

335 a.C. En su obra Problemas, Aristóteles mencionaba la “lebeta”, un caldero invertido donde los buzos podían respirar ya que retenía el aire y no se llenaba de agua, a menos que se inclinara un poco y perdiera la vertical.
Hacia 322 a.C. Alejandro Magno realiza una inmersión dentro de un tonel. Fue la primera campana de buceo. Era de madera y fijada con anillos de cobre.

En 168 a.C. Se usaron buzos para rescatar el tesoro que Perseo, el último rey de Macedonia, lanzó al mar después de una batalla.

En el Imperio Romano se destacaron los “urinatores”, un grupo especial de buceadores de combate que estaban equipados con un tubo respirador y cuchillos para atacar los barcos enemigos.

También eran muy hábiles rescatando objetos del fondo marino. Para mejorar la visión dentro del agua, los “urinatores” llevaban en la boca una esponja empapada de aceite, el cual iban soltando ante sus ojos para emodificar el índice de refracción del agua.

Leonardo da Vinci (1452-1519) diseñó unas aletas “pies de pato”, unos guantes palmeados y una caperuza de cuero que cubría la cabeza y de la que salía, a la altura de la boca, un tubo respirador que llegaba a la superficie. La caperuza estaba cubierta por agudas púas para defenderse de los peces. Es increíble lo que Leonardo da Vinci ofreció en sus múltiples inventos en pro de la humanidad.

En 1690 Edmond Halley inventó una enorme campana de buceo en cuyo interior había un banco donde descansaban los buzos. La campana recibía aire desde la superficie mediante barriles.

En 1715 el inglés John Lethbridge construyó el primer equipo de buzo completo. El buceador se metía en un barril de madera conectado a la superficie con un cable. A la altura de la cintura le colgaban plomos para romper la flotabilidad y tenía unas mangas de cuero para sacar los brazos. Tenía el inconveniente de tener que salir hasta la superficie para rellenar el barril de aire.

En 1797, Karl Henrich Klingert ensaya un aparato que respondía a los principios aplicados a la escafandra moderna. Se componía de un sólido cilindro de hierro estañado que rodeaba la cintura y una cúpula que protegía la cabeza.

En 1819 el ingeniero alemán August Siebe fabrica el primer casco metálico para buceo, con una chaqueta fijada a la cintura. A este invento lo llamó “escafandra”. El aire se suministraba desde la superficie por medio de un conducto.

En 1837, el mismo Siebe y su socio Gorman desarrollan la escafandra “pies pesados”, la cual se completaba con unas botas con suelas de plomo.

En 1865, los franceses Rouquayrol y Denayrouse inventaron la primera escafandra autónoma: el buzo transportaba su propio aire en un depósito esférico colocado en la espalda que contenía aire a 30 o 40 atmósferas de presión, con un regulador elemental y una manguera que suministraba aire desde la superficie y que se podía desconectar por breves periodos mientras el buceador seguía respirando de la reserva de su depósito. Le dieron el nombre de “aeróforo” e inspiró a Julio Verne en su obra Veinte mil leguas de Viaje Submarino.

En 1878 Paul Bert publica resultados de estudios hiperbáricos con Nitrox, que es una mezcla respirable de nitrógeno con oxígeno con proporciones distintas a las del aire atmosférico.

1878. Henry A. Fleuss inventa el primer “rebreather” o reciclador de oxígeno en circuito cerrado. Los gases expulsados por la respiración recirculan por un filtro compuesto de hilos empapados en potasa cáustica que elimina el CO2 antes de ser respirados nuevamente.
En 1911 se realizan las primeras pruebas masivas de buceo con Nitrox.

En 1926 un investigador francés, Yves Le Prieur, inventa la escafandra que proporciona al buceador una autonomía real, gracias a la botella con aire a alta presión (150 atmósferas), y un regulador manual por un sistema de aguja de válvula. Pero este aparato no disponía de un sistema de control del consumo, lo que limitaba mucho su autonomía.

En 1935 el comandante de Corlieu inventa las primeras aletas.

Durante la Segunda Guerra Mundial, en 1940, italianos y británicos utilizan rebreathers en operaciones militares en Gibraltar.

En 1942 el ingeniero Emilien Gagnan y el comandante Jacques Ives Cousteau inventaron la verdadera escafandra autónoma. Se llamó “Aqualung” (pulmón acuático) y estaba compuesto por dos o tres botellas de aire comprimido y un regulada que suministraba al buzo el aire necesario la presión ambiente, sin correr riesgos de accidentes o asfixia.

Este invento permitió a Frédéric Dumas, en 1943, alcanzar los 63 metros de profundidad y fue el que definitivamente abrió las puertas del mundo submarino a miles de buceadores.
En la década de los 50 aparecieron los primeros trajes de neopreno y los primeros dispositivos para el control de la flotabilidad (BCD).

En 1980 se funda DAN (Dives Alert Network), primera red de seguridad para buzos, en la universidad de Duke, donde en 1981 se alcanza la mayor profundidad en inmersión simulada en cámara: 750 m., respirando heliox.

Aquí se tocaran 2 personas importantes en el buceo y un grupo que dio de que hablar:
El primero: Jacques Cousteau, con su inseparable gorro rojo, delgado y con la piel ajada por el viento y la sal, y una sonrisa franca acompañando su mirada exigente, Jacques Yves Cousteau fue el inolvidable capitán del barco Calypso, con el que exploró los océanos para descubrirnos que bajo su vasta superficie había un mundo fascinante rebosante de vida. Y nos lo enseñó como nunca nadie lo había hecho.

Su gran mérito es haber hecho llegar a tanta gente de todo el globo el universo submarino. Enseñó al gran público un mundo atractivo e interesante y que había que conservarlo. Con la libertad para bucear que le confirió este invento recorrió los mares y océanos durante cuatro décadas a bordo del barco Calypso que alquiló en 1950. Durante ese tiempo Cousteau fue explorador, inventor, realizador de documentales y activista.

Ha dejado a la sociedad un legado de 120 documentales y 50 libros que han inculcado a millones de personas amor y fascinación por los ecosistemas marinos. «El Mundo en Silencio» fue el primer documental de Cousteau y su equipo. Se estrenó en 1954 y dejó boquiabierto a medio mundo. El segundo personaje y conocido también por muchos con la película “Hombres de honor”, Carl Maxie Brashear (Sonora, 19 de enero de 1931-Portsmouth, 25 de julio de 2006) fue el primer afrodescendiente en convertirse en Maestro de Buceo de la Marina de los Estados Unidos, en 1970.

Brashear se alistó en la Armada de los Estados Unidos el 25 de febrero de 1948, poco después de que la Marina aboliera la segregación. Se graduó de la Escuela de Buceo en 1954, convirtiéndose en Buceador de la Marina de los Estados Unidos. No fue el primer buceador afrodescendiente de la Marina de los Estados Unidos, aunque sí el primero en graduarse de la Escuela de Buceo y Salvamento de la Marina de los Estados Unidos. Durante la Guerra de Secesión Americana, en la cual un tercio de la Marina estadounidense fue afrodescendiente, también figuraron buceadores afroamericanos que desempeñaron servicios que en el siglo XX serían considerados relacionados con el buceo. El contramaestre Brashear fue el primer Maestro de Buceo afrodescendiente en la Marina de los Estados Unidos.

También fue el primer buceador amputado en ser certificado o recertificado como Buceador de la Marina de los Estados Unidos.

Y el tercer en el orden, pero no de menos importancia fue la hazaña heroica de los buzos de rescate que realizaron la misión en Tailandia donde tras una excursión en una cueva quedaron atrapados 12 niños y su entrenador tras las fuertes lluvias en esa región. Por lo cual fue necesaria la intervención de rescate de gobierno de Tailandia, SEAL de los Estados Unidos y buzos expertos en rescate de Inglaterra siendo uno de los rescates más famosos de la era moderna por el alcance que tuvo en la cobertura de los medios minuto a minuto. Y que incluso queda como compromiso el hablar una columna entera de cómo se realizó este maravilloso rescate.

«En el mar no hay pasado, presente o futuro, solo paz».
Jacques Yves Cousteau

Nos leemos el próximo lunes
@llamada de emergencia

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