Hipólito Moreno Tapia

Tihuatlán, Ver.- Habitantes en general participaron la tarde de este domingo en los eventos alusivos al XVII Aniversario del Cristo Redentor, la escultura colosal de 31.5 metros de altura que se ha convertido en un emblema del municipio.

 

La celebración dio inicio con una procesión hacia lo alto del cerro donde se ubica la imagen, misma que fue presidida por el padre Samuel Juárez Matilde, titular de la parroquia San Francisco de Asís, junto con la presidenta del DIF, Patricia Ortiz de Gómez, en representación del alcalde Leobardo Gómez González, además de integrantes del cabildo.

Al llegar a la plazoleta, el presbítero oficio una misa especial de aniversario, justo a los pies de la estatua que fue inaugurada el 3 de noviembre de 2007.

En la homilía, el sacerdote enfatizó la importancia de acrecentar la fe y mantener la unidad del pueblo.

“La fe nos convoca, las obras espirituales y también las obras materiales surgen de la fe, quisiéramos tener una fe tan grande como el tamaño del Cristo Redentor, vamos a pedir al Señor que nos aumente la fe y que seamos una comunidad que prospere porque viva en paz”, subrayó.

Asimismo, reconoció a quienes tuvieron la iniciativa de construir este sitio, y recordó a Francisco Ortiz Yorio y Mardonio Rodríguez Díaz, que idealizaron y participaron en este proyecto.

“Este es ahora un lugar de encuentro para elevar nuestra fe. Ahora es importante que sepamos cuidar de estos lugares y seamos capaces de conservarlo”, recomendó.

Concluida la misa, se llevó a cabo la elevación globos, con el simbolismo de enviar mensajes de buena voluntad.

Esta escultura, cuya construcción requirió 18 meses de intensos trabajos, fue un proyecto dirigido por el maestro Teodoro Cano, con un equipo de colaboradores integrado por los escultores Lorenzo Rivera, Martha Guerrero, Jesús Alberto Hernández, Gabriel Pérez Aragón, y el experto albañil naolinqueño Eleuterio Flores Sánchez.

De 31.5 metros de alto y brazos extendidos de 20.5 metros, el monumento tiene un peso aproximado de 750 toneladas, visible desde la lejanía pues está en un cerro de 114 metros de altura, a cuya cima se llega por una carretera de dos carriles de 830 metros de longitud, recientemente reasfaltada.

El responsable del proyecto estructural fue el arquitecto Héctor Éibar Ortiz Rodríguez, auxiliado por el ingeniero Arturo Barquín Almora y el arquitecto Andrés Galindo Castro. Los trabajos de cimentación y andamiaje estuvieron a cargo de cuadrillas dirigidas por Elodio Cruz Ibarra y Daniel Escobar, siendo el maestro de obras el señor Bernardo García Mar.

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