Dr. Ignacio Espinosa
Médico Internista
Tels: 782 82 263 52 y 782 888 0056.
El “moche” en medicina.
Recordemos la definición teórica: el conflicto de interés es aquella situación en la que el juicio de la persona está indebidamente influenciado por sus intereses particulares, los cuales frecuentemente son de tipo económico o personal, contraponiéndose a los de la institución en la que se desempeña como servidor público, afectando la integridad de sus decisiones y el predominio del interés público.
Sin embargo, el hecho de que se presente un conflicto de interés no significa que automáticamente se produzca un comportamiento condenable o una decisión injusta por parte de la persona implicada. El desafío ético está en el modo de gestionar y resolver el conflicto.
Conflicto de interés es un eufemismo de: recibir “moche o mordida” por prescribir medicamentos, solicitar estudios, realizar cirugías con fines de lucro, fama o poder, exponiendo a los enfermos a iatrogenias graves e incluso mortales .
Los investigadores que mantienen vínculos con las empresas farmacéuticas, que lógicamente esperan beneficios de un determinado experimento, tienen evidentes conflictos de interés que han sido ampliamente analizados y discutidos.
Veamos ejemplos de la realidad.
Caso clínico oncológico: hace 7 años, antes del gobierno actual, a un pariente consanguíneo a distancia, en una populosa ciudad norteña, por interrogatorio y laboratorio le diagnostiqué tentativamente una leucemia (cáncer de la sangre), confirmada en un hospital público de alta especialidad, le prescribieron un medicamento con eficacia ya reconocida con el cual al mes estaba controlada; el costo del medicamento prescrito fue de dos mil pesos. A pesar de la buena respuesta el especialista en hematología se lo cambió por otro que costaba 17 mil pesos, en fase de experimentación, al cual se debió recurrir si no se lograba respuesta con el primero, premisa establecida en cualquier guía de buena práctica clínica. El nuevo quimioterapéutico fue excesivo y le provoco daño hepático grave una baja de los glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas exponiéndolo a una muerte por anemia, hemorragia o septicemia. Se retiró el medicamento, se recuperó con transfusiones de sangre y plaquetas.
Asesorado por mí, el enfermo le enfatizó al especialista hematólogo, el riesgo al que lo expuso al cambiar, sin justificación alguna, el tratamiento y lo conminó a que se comunicara conmigo para intercambiar opiniones al respecto. El médico se negó, a pesar de que el enfermo le dijo que yo estaba en línea en el celular. Personalmente
Nunca me he negado a intercambiar ideas con familiares médicos de mis pacientes, al contrario, siempre sugiero: _si su familiar que es médico desea hablar conmigo, estoy abierto al diálogo.
Después de esa consulta, el enfermo me informó que le prescribió un nuevo medicamento, surtido en la farmacia de la institución. Investigué el precio del nuevo quimioterapéutico: ¡77 mil pesos! No lo tomes, porque tu leucemia está controlada. Le sugerí.
A la siguiente consulta, cuatro meses después, su leucemia, sin medicamentos estaba bien controlada. Y a pesar de que el enfermo le informó al hematólogo que no estaba tomando el medicamento de 77 mil pesillos, le prescribió sin pestañear otros cinco frascos, los cuales surtieron, sin chistar en la farmacia del nosocomio, casi medio millón de pesos sin utilizar por el enfermo, el cual murió año y medio después no de leucemia, la cual entró en remisión completa, sino de la lesión hepática provocada por el medicamento de 17 mil pesos por frasco.
Me pregunté y me pregunto: ¿Será este suceso un conflicto de interés? La respuesta está en el viento para quien quiera atraparla.
Paradójicamente, en el 2019, con la nueva administración federal, en la clínica donde fue atendido este paciente en el 2018, hubo una protesta pública de enfermos y médicos por la falta de suficientes medicamentos oncológicos, después de que el gobierno federal, vetó a las principales distribuidoras de medicamentos del país, que afectó los mecanismos disponibles de distribución de medicinas.
https://www.eluniversal.com.mx/estados/protestan-contra-falta-de-medicamentos-para-cancer-en-nuevo-leon/
¿Sabotaje de esas distribuidoras?
Mi sobrina, en su domicilio en Linares NL, en el momento actual tiene un medio millon de pesos en un medicamento para la leucemia que se llama dasatinib, ya caducado, desperdiciado ¿Por un conflicto de interés?
https://www.impunidadcero.org/articulo.php?id=147&t=comunicado-de-prensa-el-desabasto-de-medicamentos-fue-provocado-por-una-fallida-estrategia-anticorrupcion-y-de-ahorro-en-medicamentos
Otro ejemplo: no está por demás recordar otro conflicto de interés comercial institucional sucedido en nuestro estado, cuya nota escalofriante recorrió el mundo.
https://www.elmundo.es/sociedad/2017/01/17/587e3c76e5fdeab77a8b45c1.html#:~:text=ex%20gobernador%20fugado-,Un%20hospital%20en%20México%20administraba%20agua%20destilada%20para%20tratar%20a,cáncer%20en%20vez%20de%20quimioterapia&text=La%20acción%20se%20puede%20sumar,actualmente%20en%20busca%20y%20captura.
«Tenemos ya resultados de un laboratorio que señaló que el medicamento que se administraba a niños como quimioterapia no era realmente un medicamento, sino un compuesto inerte. Era prácticamente agua destilada
De los informes preliminares se desprende que entre 2013, 2014 y el primer trimestre de 2015, en el centro estatal de oncología Doctor Miguel Dorantes Mesa, en Veracruz, fallecieron 32 menores tratados de cáncer. En ese mismo periodo, la cifra de mujeres fallecidas bajo tratamiento fue de 1719, revela la revista Proceso que añade también que en el primer trimestre de 2015 109 mujeres mayores de 25 años perdieron la vida por tumor maligno cervicouterino y 107 por cáncer de mama. Hay otros 25 fallecidos, hombres y mujeres, por diferentes cánceres en ese trimestre de 2015.
La investigación, sólo de ese lapso de tiempo, debe detallar ahora cuántos de los pacientes pudieron ser tratados con agua destilada”
La frase: «Cosas veredes, Sancho, que farán fablar las piedras», para referirse a algo que nos causa sorpresa o perplejidad.” Se atribuye al Quijote, dirigiendose a “su Sancho”, aunque se alega que es original del Cantar del Mio Cid.
No deja de causar perplejidad e indignación que sea en pacientes oncológicos, los que más sufren y con los que más se medra comercialmente, cuyos tratamientos son de los más caros, siendo la segunda causa de muerte y la mayoría de los pacientes de escasos recursos económicos.
Esto es una yatrogenia sociopolítica, los médicos corremos el riesgo de ser víctimas del sistema que nos impone condiciones, para victimar a los que sufren. Finalmente somos el último eslabón entre médico y paciente y sobre cada uno de nosotros recae la responsabilidad individual de tomar las decisiones médicas para bien personal o para bien del enfermo.
No es casual, que en la plataforma de Netflix, la serie EL RESIDENTE y un documental basado en hechos reales, EL NEGOCIO DEL DOLOR, narran con bastante claridad los conflictos de interés en los servicios de oncología y cirugía, y el uso y abuso comercial de analgésicos opiodes.
¿Será cierto que los locos, siempre…dicen la verdad?
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