A pesar de haber nacido sordomuda mi hija Alejandra Tapia ha sido muy creativa y aprovechando los talleres del DIF yo le dije a señas que aprendiera un oficio. La inscribí primeramente en repostería y este año ya está cursando otro taller, el de belleza. Así se expresa la orgullosa madre oriunda del ejido Emiliano Zapata, que ha visto paso a paso los progresos de su hija.
La joven de 19 años ya prepara los pasteles que vende por encargo cada que alguien en el poblado está de cumpleaños, y aplicando los conocimientos que adquiere actualmente en el taller de belleza ya hace cortes a su papá y a sus hermanos.
Se trata de una historia conmovedora porque con mucho esfuerzo y superando las limitaciones del oído y del habla se las ingenia para aprender. Por medio de señas se hace entender y entiende. Alejandra Tapia es un ejemplo a seguir y su éxito motiva a quienes se encuentran en idénticas condiciones, sostiene la madre, quien no oculta su satisfacción por los logros de su hija.















