En México, 2 de cada 10 personas son niños, de los cuales, 11.4 millones tiene cinco años o menos; y 13.2 millones se encuentran en edad escolar, de 6 a 11 años de edad, algunos con nuevas tecnologías al alcance, otros con lo básico para sobrevivir.
Actualmente los pequeños nacen con acceso digital desde la cuna, en sus primeros meses crecen acompañados de teléfonos inteligentes con redes sociales o un sinfín de aplicaciones, algo ya tan común para ellos que, al alcanzar la etapa escolar, pueden utilizar fácilmente una computadora o dispositivo electrónico, quizás mucho mejor que algunos adultos.
Estos “nativos tecnológicos” han visto a sus padres trabajar o simplemente divertirse desde sus teléfonos móviles, y no es algo ajeno para ellos, pues nacieron acompañados de la tecnología.
Sin embargo, aún existen niños que no tienen acceso a los servicios básicos, tan solo en Poza Rica, en el último registro del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), 46.3% de los hogares se encuentra por debajo de la línea de bienestar, mientras que el 14% está por debajo del mínimo.
Ante esto, resulta impensable que niños que, en sus hogares apenas tienen lo básico para sobrevivir, puedan tener acceso a la tecnología actual, y crecer lejos del avance tecnológico, se vuelve en un problema inferior cuando se habla de un rezago en vivienda, educación o alimentario.
















