La Avenida Ocho Norte / Detonó el Urbanismo y Comercio en Poza Rica

La calle Ocho Norte no es la más antigua de Poza Rica, pero si es la que atendió  el dinamismo más importante después de la fundación del Campo Petrolero, esto se debe a su trazo en línea recta con la entrada principal de Petróleos Mexicanos, en su corta longitud de nueve cuadras han florecido desde 1932 muchos negocios de gran importancia, las viviendas más antiguas que se convirtieron por varias en el casco histórico de la ciudad, que a la postre alcanzó la madures urbana y con la industria petrolera nuestra metrópoli.

La enumeración y el ordenamiento urbano prácticamente nacieron con el trazo del el Ing. Charles A. Wittig Paoli, quien en 1937, por asignación de  W. A. Smailes superintendente de la compañía El Águila, se adoptó la nomenclatura anglosajona que asentó a las arterias, números con orientaciones geográficas que todavía se conservan, uno de los primeros números asignados fue al restaurant “El Morris” de Don Nardo Dorbecker Vincent, estuvo donde fue la alberca olímpica, contiguo a la galera de los bailes, junto a esta se instalaba las carpas de los circos que llegaban cuando la calle nació con un sólo sentido y hoy es la Plaza Cívica, enfrente, en el año de 1950 se construyó el edificio Guerrero con un sello de estilo arquitectónico vigente en Poza Rica. 

En el año de 1944 se instaló una oficina de gestoría del Banco de Tuxpan primera institución financiera en esta ciudad, su edificio fue de madera y estuvo ubicado a un costado del Café Princesa de la familia de origen Chino Ham Leichem, estuvo en la arista de la avenida Ocho Norte y la calle Dos Oriente David Cano, el gerente fue Pánfilo López Pacheco, en la misma acera existió la farmacia del Obrero que años después fue Farmacia Gisela y el consultorio del Dr. Jorge Bernard Becerril, vecino del Café El Molino, metros atrás El Café California que colindó con una cantina  entre otros negocios efímeros.

En 1953 se edificó la Cancha Bermúdez y detonó inmensamente esa arteria, que en realidad poco tenía hacia el norte, debajo de las gradas de ese inmueble nació un importante corredor comercial que le dio lustro a la cuadra, recordemos entre otros: la Inmobiliaria Bustamante con el fraccionamiento “Jardines de Poza Rica” con una maqueta para la eximición y venta de lotes, junto, Deportes la Olímpica de Don Raúl Gibb Quintero con venta de uniformes y accesorios deportivos, de vecino estuvo la relojería “La Hora Exacta” que atendía Toño Salazar Cerón, además de ser el entrenador de la alberca mientras existió, hacia platica con su paisano que tenía una camisería de marca, el Sr. Fernando Luengas que trabajó en la XEPR como narrador de deportes, de aquí se fue a Televicentro Mexicano. Hoy Televisa, quien además tenía como vecino la peluquería del Sr. Arenas en el último cubículo de cristal en ese mal logrado lugar.

El glamour vivió su mejor auge en la planta alta del Edificio Guerrero donde estuvo el inolvidable Club Tampico, salón con restaurante que tenía instaladas 150 mesas con mantelería fina, bebidas de lo mejor de aquellos tiempos en una elegante cantina con 15 metros de largo, la pista de baile para alojar cualquier cantidad de gente y una exquisita comida del reconocido chef Lavín, en un lugar vecino estuvo el estudio fotográfico de Don Armando López, en el entrepiso, en planta baja tras  la escalera se localizaba la peluquería del popular “Pica”. En la planta baja frente a la puerta Uno de Pemex la flamante agencia “Automotriz Poza Rica”, que después fue el restaurante Casa García, consecutivamente El Petrolero que contó en su interior con tabaquería y dulcería, ambos los primeros con estos productos.       

Otros negocios que estuvieron en el edificio Guerrero fueron El Hogar Eléctrico, su giro fue electrodomésticos de vanguardia y marcas de los años cincuenta que tuvieron fuerte demanda, compartió crédito con los Bonos del Ahorro Nacional del funcionario Julio Chequer-Sahab Jotar, posteriormente se estableció el Banco de México, más adelante se edificó el Hotel San Román de Don Román Olivares Pastrana, que por años recibió a los jugadores y ampáyeres que actuaban en la Liga Mexicana de béisbol, cuando el Rey de los deportes se jugó en el Campo Merino, a la postre y al cierre de la farmacia se instaló el restaurante El Bambino.

Cuando desapareció el Café California se instaló un personaje simpático con estilo propio, fue el dueño de la Tienda El Kalimán con su famosa frase “Todo vale Dos”, al pasar a comprar los peroleros a la salida de su jornada y se veía muy atareado, conciliador decía “No me hagan bola Kalimansitos”, su giro fue vender artículos de temporada, cada pieza valía un peso. Al caer el viajo casón se edificó un edificio comercial que cruza y comunica la avenida Ocho y Seis Norte, donde se instaló la zapatería Zap’s que por años dominó el estilo del calzado.

Con ingente memoria se recuerda los negocios; lonchería La Roca de la estimable familia Vázquez, Los mariscos Acuario, el restaurant “EL Chalet” de abolengo por muchos años, el diseño de su edificación dio justamente el nombre desde los años setentas, gemelo de edad el “Bar Plaza 77” que nació de excelsa calidad, dentro de la misma acera el vendedor de refresco de raíz tan fríos que hasta trinaban los dientes, vecino la joyería Chava del amigo Salvador López Mandujano, orfebrería que trágicamente desapareció por un incendio, en la cuadra que muy dinámica en el comercio ha copado de historia la ciudad.

En la esquina que forma la avenida Ocho Norte y la calle Dos Oriente David Cano Garcia por varios años estuvo el popular “México” personaje que fue boxeador, lustrador de calzado, en ese lugar por las mañanas comprábamos los jugos de naranja que preparaban en un puesto informal, el Sr. Bache y su esposa, una parada obligada antes de entrar al Campo Merino o la Cancha Bermúdez, fue con el célebre Paisa en su estanquillo de periódicos y revistas, que aún se conservan.

La siguientes cuadras fue habilitadas para uso habitacional con casas dúplex de madera con simetría de belleza urbana, con calles perfectamente bien alineadas, asfaltadas, con redes de agua potable, drenaje sanitario y pluvial, banquetas de concreto hidráulico, una sofisticada red de contraincendio con hidrantes en lugares  estratégicas, que fueron construidas para la salva guarda de las familias de los trabajadores petroleros en varios sectores de la ciudad, lamentablemente fue abandonada y aún existen algunos vestigios de la imperante red.

El casco habitacional tuvo en ese orden a los vecinos así: la casa 1 fue habitada por el Fortino Yáñez Zaleta, la 2 Raimundo Villegas Sánchez del Departamento de Transportes, la 3 el Sr. Carlos de la Rosa del Taller Mecánico, en la 4 de Leonor Martínez Ramos y más tarde asignada a Regulo Rosas Cobos del Departamento de Contaduría, la No. 5 la familia de Don Pedro un personaje al que le llamaban el Grillo, la 6 a Homero Sáenz Quiroga del Departamento de Combustión Interna, la 7 a Celia Castillo, la 8, a Feliciano López del Departamento de Vigilancia, la 9 a Ramón Azuara del Taller Eléctrico, la 10 a Hugo Castillo de Talleres Generales, la 11 a Enrique Rosas del Departamento de Perforación, la 12 a Santiago Reboredo, después a Fernando Galván Quiroga del Departamento de Tomadores de Tiempo. La siguiente cuadra sobre la avenida ocho norte, fueron habitadas entre otros por las Familias; Lara, Mercado, Zavala Olery, Melo Garibaldi, Cruz Montiel y Reyes.

Entre las cuadras Cuatro y Doce Oriente fue una zona muy entrañable de aquello años de Poza Rica, entre las edificaciones de aquel casco histórico lució radiante en el centro de aquel perímetro el parque Lázaro Cárdena, cuyo kiosco de cúpula al estilo francés estuvo rodeado de bancas tipo colonial mexicano, en su contorno estuvieron las antiguas casona usadas como recinto del Casino y del Sindicato de Obreros y Empleados de la extinta compañía El Águila, frente a estos, el local de la Cruz Roja que se instaló en 1935, bordeando todo esto las camillas o cuarterías donde se alojaban diez familias con las características estructuras de madera. 

Después de 1947 el sindicato se fue a su nuevo domicilio donde se encuentra en la actualidad, dejando a partir de 1951 el tejaban para el primer Consejo Municipal de Poza Rica, sitio donde se firmó el acta que le otorgó la categoría de municipio a nuestra ciudad el día 20 de noviembre del mismo año, lugar donde se estableció la oficina del registro civil, en la propia zona se estableció al llegar de Pachuca Jaime Llamada Hurtado y su esposa, ambos se dicaron a venderá fritangas, después se ubicaron en las fondas del mercado donde aún opera con el nombre de Doña Lola, ya que en el año de 1954 se destruyó parte de esa zona para dar paso al proyecto de los multifamiliares, tres erigidos por los arquitectos “Gallo, Lobo y Azorín” y uno  el Ing. Enrique Mc Gregor Loaiza, todos flamante que por fortuna todavía existen. 

En la esquina de la avenida Ocho Norte y calle Ocho Oriente existió una cuartería de madera para diez familias, ahí residió Guillermo Hurtado Arias, quien fiera un destacado promotor deportivo de aquellos tiempos, quien logró el mérito para que un campo de fútbol llevara su nombre, hoy en ese lugar existe el edificio Sisniega y la boutique Mirna, justo en esa arista y frente a los Multis tres y cuatro existió la primer cantina registrada en la ciudad como municipio, “Rigo Bar” de Rigoberto Aceves Garcia, contiguo La Moderna y la notaria número uno del Lic. Alejandro Sarquís Cariado, en la actualidad está la oficina de la administración del sistema de agua, junto, el añejo edificio “Ganem” donde se localizaba la Armería Diana.

La próxima cuadra solo siguió renovándose de una acera, pues enfrente los Multis continuaban intactos, en la esquina formada por la calle Diez Oriente y la Ocho se recuerda El Café Oriente de Don Hermilo Amador Ortiz, al ser derribado el tejaban el sindicato petrolero compró e instaló el costurero de la Misión Cultural, después el mismo gremio puso la funeraria de la Sección 30 de los petroleros, quedando en medio el molino de nixtamal que situó en 1946 el Sr. Domingo Esquitín Lechuga y tiempo después anexó una paletearía, famosa y concurrida por sesenta años, junto el Sr. Elías Loya Gamundi  puso la farmacia Alicia, compartió amigablemente con el Dr. Pedro Zapata Vázquez en el local N^o 21, nomenclatura de aquel tiempo.

Sobre el mismo alineamiento tenía servicio de alimentos la fonda Tommy junto a la legendaria mueblería El Águila, de Don Ciro Armando Vizcarra Morales,inmueble de madera con dos plantas que se ubicó en la esquina de la avenida Ocho Norte y Doce Oriente, hoy en día la zapatería Andrea, punto hasta donde eran visibles los hidrantes de la red de contra incendio.

En el año de 1944 el Ing. Jaime J. Merino inició la edificación de las obras sociales autorizadas por el presidente de la republica Manuel Ávila Camacho, a un costado de la avenida Ocho Norte David Cano, colinda en la parte posterior del cine Teatro Social, donde existió un jardín semicircular al que lamentablemente le cambiaron la función, de igual forma la calle Catorce Oriente que entroncaba perpendicular, el Ocho Norte, dentro de las obras se construyó el recinto sindical que se demolió en los años setentas para construirse el actual edificio, sobre la esquina con la calle dieciséis el auditorio sindical pasó a ser un Audicine de gran éxito.  

A un costado, es decir paralelos a la curva que hace la ribera del arroyo hubo unas casas de madera con techo de cartón hasta la entrada del Hospital de Petróleos Mexicanos, al paso de los años y con la expansión urbana se instalaron comercios efímeros en esa acera curva, al tirarse dieron paso a los negocios formales como la fuente de sodas flamingos y La Choza cuando años después la choza quedó en el segundo piso, al desaparecer estos, en la parte baja se localizaba la sastrería El Dandy, junto algunos y consultorios médicos que mejoró la imagen de la avenida.

La última cuadra de la avenida Ocho Norte está entre la calle dieciséis y la calle Cedro, rematando en la cerca perimetral de la escuela Art. 123 María Enriqueta, trecho de áreas baldías por ambos lados, pero en el año de 1952 inició el trazo del parque Juárez, tarea que ordenó el Sr. Raúl Lara Mendoza a los Arquitectos Gallo, Lobo y Azorín en su carácter de presidente municipal de Poza Rica, frente quedó el terreno donde el 18 de Marzo de 1959 se inauguró el Palacio Municipal, que luce un mural que por su técnica es único en el país obras de Pablo O’Higgins.

Paralelo el Arq. Arturo Ham Fernández encumbró los Edificios Géminis y Juárez contiguos al Palacio Municipal cerrando el margen de ese tramo, al que se le llamó en aquel tiempo prolongación Calle Ocho Norte, donde el Arquitecto instaló su despacho profesional junto a varios consultorios de connotados médicos, de igual forma con despachos de abogados, en la planta diferentes giros comerciales y restaurantes concurridos, ¡Vía que sin duda ha dejado una estela de historia!