No tengo palabras para agradecer a mi amigo el licenciado Ramón Hernández Ortiz el extraordinario obsequio que me hizo de los dos volúmenes de la obra: «Furbero, Palma Sola y Poza Rica, Historia del Petróleo y Memorias de un Trabajador Jubilado en la Industria Petrolera» de Don Sinesio Capitanachi Luna, quien se convirtió con esta obra, sin proponérselo, en el primer cronista de Poza Rica.
Dos volúmenes que condensan la historia de nuestra querida ciudad: desde el año de 1872, cuando era una Ranchería con pocos pobladores, que después se vio comunicada por el tren de vía angosta que hoy le da identidad, el cual venía del Puerto de Cobos -de norte a sur- en la margen derecha del río Tuxpan, hasta llegar a Furbero, punto final de un trayecto ferroviario de 82 kilómetros, que fue construido de 1902 a 1908, por la compañía “The Oil Fields of México Company”, y que enlazaba a los campos petroleros Furbero, Palma Sola y Poza Rica, cuyo primer campo se explotó desde 1903, y que recibió ese nombre por el apellido de los hermanos Percy N. Furber y Franck Furber, dueños de la compañía que construyó la red ferroviaria; organización que fue fundada en 1900, siendo la primera que perforó en la zona de Furbero.
Los campos petroleros de Furbero y Palma Sola (en el kilómetro 77 de la vía Cobos-Furbero) se ubicaban en la hacienda que recibía este último nombre; pero fueron traspasados a la Compañía Mexicana de Petróleo “El Águila” en 1918, y que terminaron su etapa productiva en 1927 y 1938 respectivamente; lugares que hoy se ubican en el actual municipio de Coatzintla, de cuya comunidad dependían política y administrativamente.
Los trabajos en el campo petrolero de Poza Rica se iniciaron en el año de 1926 con el tendido de un ramal de la vía del tren hasta el pozo N° 2 -en la actual colonia División de Oriente- en el kilómetro 57 de la red ferroviaria; perforación que a la postre resulto productiva, con un gran potencial, lo que provocó que la compañía “El Águila” trasladara sus oficinas de Palma Sola a nuestra querida ciudad, desarrollándose en primera instancia, el campo petrolero de Poza Rica, en el kilómetro 56 del tren de vía angosta, a partir de 1932, con 895 habitantes; asentamiento que alcanzó la categoría de Congregación en 1935, y después los trabajadores petroleros influyeron, con sus luchas laborales por mejores condiciones de trabajo, en la nacionalización de la industria petrolera, que se dio el 18 de marzo de 1938.
Bendita tierra que alcanzó la categoría de municipio libre el 20 de noviembre de 1951 -o sea que estamos cumpliendo 71 años de ser municipio libre- evolución que le tocó vivir a don Sinesio Capitanachi Luna, autor de esta magnífica obra, quien narra, como él dice: “con un estilo llano, sin adornos, sin palabras rebuscadas, sino (con) un lenguaje propio de un sencillo servidor de la industria petrolera”. El cual vivió en carne propia este proceso de transformación de nuestro territorio: de Ranchería a Congregación, Campo Petrolero y Municipio Libre y que nos lo transmite con información de primera mano.
Nuevamente mil gracias a mi amigo el licenciado Ramón Hernández Ortiz por haberse desprendido de este tesoro que tenía en su biblioteca personal y habérmelo cedido. ¡Que Dios le siga concediendo una larga vida Don Ramón!.

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