TAQUICARDIA
POR FABIÁN MARTÍNEZ
No pensar, es consentir en ser dominado, conducido, dirigido y tratado comúnmente como una bestia de carga.
El domingo, antes de depositar mi sufragio en las urnas me dirigí a la calle Mina, en la colonia Ricardo Flores Magón. Cerca de ese lugar se encontraba instalada una casilla, sobre una cochera que se encuentra a lado de conocida tienda de abarrotes.
Alrededor de las 11 de la mañana me senté sobre la banqueta, de frente a donde se encontraba la fila de votantes. De pronto llegó una señora con muchos problemas para caminar -me atrevo a asegurar que ni siquiera podía hablar-, entre dos personas la conducían del brazo y uno de ellos le dijo: «Acuérdese que tiene que votar donde diga MORENA».
Rápidamente la persona que revisaba la credencial les dijo a los acompañantes que ella no tenía que hacer fila y, que por lo tanto, pasará directamente a la mesa para que le dieran sus boletas para emitir su voto.
Cuando me tocó mi turno de ir votar, salí de mi domicilio caminando y en el trayecto dos vecinas ya mayores de edad iban delante de mí. Una le pregunta a la otra que si conocía a las personas por quien iban a votar, la otra le respondió que no, pero que gracias a MORENA ella recibía su dinerito y que por ese partido votaría.
Los ahora virtuales diputados local y federal deben poner los pies sobre la tierra y dejar de pensar que le gente votó por ellos. La gente no votó por los candidatos, la gente votó con el estómago y no con la cabeza.
La gente no razonó su voto, la gente votó por el partido que con «migajas» le está dando para comer, por el partido que ellos dicen les regala su dinero y se preocupa por los pobres.
La gente no votó por Adanely, ni por Javier, ni por Miriam, ni por Juan de la Pitas, como decía mi abuelita, la gente votó para asegurar lo mucho o lo poco que les dan.
Quien debe estar feliz es Manuel Huerta Ladrón de Guevara, quien una vez más le cumplió a su amigo Andrés Manuel López Obrador, operando con los programas sociales a todo lo que da para obtener un triunfo contundente y prácticamente arrasar en todos los distritos.
La gente le dio su voto a las personas que ni siquiera conocen, pero que ya los hicieron diputados y senadores; si conocían a alguien, era a Claudia, gracias a todo el aparato publicitario donde se gastaron 4 mil 525 millones de pesos entre los partidos políticos, según lo publicado por la revista PROCESO.
Luego entonces, más que festejar por un triunfo que no obtuvieron ellos por su persona y propuestas, deben preocuparse por llegar a los Congresos federal y local para ponerse a legislar y gestionar lo que sea necesario para atender problemas muy graves en los municipios del distrito como lo es el desempleo, la falta de inversiones, el rescate de la industria petrolera y desde luego hacer frente a la inseguridad.
Si en realidad su deseo es ayudar al pueblo, lo menos que pueden hacer es ponerse a trabajar, para que al terminar su gestión cuando menos los conozcan por haber hecho un buen papel y no por ser diputados levantadedos.
Lo que no se puede negar, es que haya sido, como haya sido, MORENA arrasó con todo y ya se vio que la guerra de lodo no funcionó en Veracruz, para que analicen el asunto quienes dentro de muy poco estarán buscando las presidencias municipales.
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