Dr. Víctor Rosas Cobos

Primer Galeno de la Comunidad PetroMex

Poza Rica: Una mirada atrás

José Luis Rodríguez Badillo
 
La gloriosa colonia Petromex ha tenido la inmensa distinción de haber recibido a personas de ingente bondad en su creación histórica: héroes, docentes, vecinos cultos, petroleros destacados, clérigos y no podía faltar un médico con particular calidad humanista, llegó e instalo su consultorio y farmacia para dar el servicio y atención que se carecía en la colonia, atendió a la población procurando su salud y mantuvo una vocación altruista hasta que se retiró dejando un ejemplo de ser humano en su comunidad, nostalgia causa pasar por donde estuvo su consultorio particular en la zona céntrica de la popular colonia.   
 
El Dr. Víctor Rosas Cobos vio la luz el 6 de marzo de 1918 en la comunidad de San Juan del Alto, Tamiahua, Veracruz, en donde estudió las primeras letras en el lugar de su nacimiento bajo la tutela de su tía Galdina, su vida fue alegre dentro de un estilo de vida campirana, donde aprendió a montar animales de herradura, cría de borregos y animales de corral, se interesó en el cultivo de maíz, frijol, caña y el montar a caballo para arrear el ganado, días felices de su albor junto a sus papás, Don Fausto Rosas y la Sra. Simona Cobos, quienes tuvieron que emigrar en 1933 cuando la villa se vio azotada por un feroz ciclón, su salida los llevó a Tuxpan, sitio donde Don Víctor encontró bien estar que le permitió cursar sus estudios. 
 
Con estabilidad laboral, Don Fausto inscribió a sus hijos en la escuela, después regresó por Víctor que se había quedado mientras encontraba mejor oportunidad de vida, inscribiendo a su hijo en la escuela Lerdo de Tejada, que previo examen ingreso en 1934 al sexto año de primaria, al concluir esta, pasó a la secundaria Manuel C. Tello en 1935 y a la postre a la preparatoria, ambas grados con muy excelente calificaciones, las que le dieron en 1940 la oportunidad de ingresar a la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde cursó la carrera de Médico Cirujano, durante su formación profesional contrajo en 1944 matrimonio con la Srita. Profesora Maria Luisa Rosas Bautista.

 
Al concluir la carrera, mientras realizaba su internado en el Hospital General en la ciudad de México, trabajó como agente de un laboratorio de medicamentos y en la Quinta Delegación como Medico Perito de Transito Vial en la capital del país. En 1946 al terminar el internado fue enviado al Campo Petrolero de San Pedro de Miahuapan, del municipio de Tihuatlán, Veracruz, a veinte kilómetros de Poza Rica, donde tuvo el gusto de estrechar amistad con los perforadores: Casimiro Pérez Olán, Jesús Domínguez  y Pascasio Larios, Vecinos de la colonia PetroMex.
 
En el año de 1948 presentó su examen profesional en el insigne Hospital General de Ginecología y en el Aula Magna de la Facultad de Medicina de la universidad, concluyendo de esta forma sus obligaciones educativas. Esto le permitió residir en Poza Rica para trabajar en el medio petrolero en dos compañías perforadoras, La Latino y La del Gofo, donde atendió a los trabajadores en su consultorio ubicado a un costado de la farmacia del Obrero sobre la Avenida Ocho Norte, propiedad el empresario Mateo García Rodríguez, frente en donde años más tarde se edificó la Cancha Bermúdez. 
 
Su arribo e instalación como médico independiente causó agrado en una sociedad donde había demanda de atención médica, solo existía la Cruz Roja y el Hospital de Petróleos Mexicanos, dejando marginados algunos sectores de la ciudad, es una de las razones por las que ingresó a un selecto grupo de galenos que tuvieron como un estilo de practicar su profesión, el altruismo en su más pura expresión, Pedro Allison Sierra, Francisco Villa Rentería, Gastón Guevara Valdez, Mario Blázquez Limón, Pablo Quintero Moliner y Fausto Dávila Solís, ellos entre otros, inmortalizados en la vida e historia de Poza Rica, doctores de los que nada tenían, de los pobres y desamparados, que sirvieron simplemente con amor humanista.

El Dr. Víctor Rosas con un súbito reconocimiento médico, después de cuatro años toma la decisión determínate en su quehacer, deja el consultorio con el que ganó una enorme acreditación y decide atender una zona que carecía de consultorios médicos, junto con su familia llega en 1950 a la Colonia Petromex, se instala en la zona comercial de la antigua Congregación, para sorpresa y admiración de todos, de pronto en el baldaquín de la Avenida Central Poniente N°35 dando al sol resaltó Farmacia PetroMex, junto a este, Consultorio Médico, Dr. Víctor Rosas Cobos. Cedula Profesional N° 26518, el comentario fue de alegría popular. 
 
La redención laboral del Dr. Rosas Cobos, trajo a su esposa una oportunidad de conocer la gente de forma personal, estuvo encargada de la farmacia compartiendo con sus pequeños hijos: Carlos Víctor, Araceli, José Luis, Beatriz Eugenia y Ana Luisa las actividades hogareñas y el gusto por servir a los usuarios en tanto los niños retozaban en la farmacia, junto su esposo sin tregua alguna atendía las decenas de pacientes en largas jornadas atendiendo la salud de pacientes, que a cualquier hora llenaban la sala de espera haciendo asfixiantes la atención, gente humilde de rancherías lejanas, de clase media y de la Petromex tenían fe ciega en su doctor, con dinero o sin él pasaban, muchas inclusive salían con medicina en mano agradeciendo a Dios la dicha de tener un médico cerca.
 
Al paso del tiempo la farmacia prosperó significativamente y la comodidad familiar fue evidente en 1961, que en honor a su recién hija la farmacia cambia de nombre y se denomina “Ana Luisa”, en esos días el ilustre profesor Francisco Pérez López abre la secundaria Justo Sierra en las instalaciones de la escuela Benito Juárez en la colonia Petromex, el Dr. Víctor Rosas Cobos recibe la invitación para impartir la materia de Bilogía, cátedra que aceptó sin remuneración alguna, bondad que hizo en favor de los jóvenes de la colonia que lo acogió con incomparable aceptación.
 
Su amor por la sociedad de la PetroMex, sus vecinos y gente de las comunidades no tuvo calificativo, pues fue más que magno, como tal fue su tiempo para dar las cátedras necesarias, la gente le solicitaba y siempre tuvo respuestas, una de gran recuerdo popular fue en los festejos de la fundación de la PetroMex, al fungir como médico de ring en las funciones de box como parte de los eventos, donde siempre lució con profesionalismo y apegado a lo justo, motivando el elogio popular, ese que nunca se equivoca.

Su pasión por la aplicación de la medicina lo llevó a ponderar en la impartición de la cátedra, procuró un sustituto y de forma responsable se dedicó a la consulta, su intervención era primordial en donde no tenía quien le cubriera el tiempo ausente, incluso, cuando degustaba sus alimentos, caía la noche o en reuniones familiares alguien tocaba desesperadamente la puerta pidiendo auxilio y tomaba su maletín, ese mágico donde siempre iba lo necesario hasta llegar a una comunidad lejana o el rancho sin camino para atender un enfermo, regresaba rápido para entregar la medicina, repetía si era necesario las indicaciones y venia un exhalación, después el comentario, está muy mal, se va a salvar, o pobre gente cuanto necesitan.
 
Los fines de semana no pensaban en descansar, incomprensiblemente eran los días de más sorpresas, los fracturados que le llegaban del campo deportivo de la PetroMex del futbol o beisbol, entraban cargados por sus compañeros y salían caminando, otros más fueron los heridos que nunca faltaban, los de la fiestas o los de bailes populares, de donde pudo haber escrito un libro de tanta anécdotas.
 
La vida y su trabajo en armonía con su esposa Maria Luisa Rosas en la farmacia le dio la satisfacción de poder dar educación profesional a sus hijos, mientas sus actividades a al través de los años seguía dándole satisfacciones,  su hijo Carlos Víctor se recibió de Médico Cirujano emulando su en tersa médica, su hija Araceli es Cirujano Dentista, José Luis, “Licho” Ingeniero Mecánico Electricista ya jubilado de Pemex, sus hijas Beatriz Eugenia destacada Licenciada en Educación y Ana Luisa la más pequeña Licenciada en Psicología. ¡Todo un record!
   
Un sorpresa especial que llevó el Doctor Víctor Cobos y la profesora Maria Luisa Rosas fue en 1986, fecha en que el consultorio y la farmacia cumplieron 30 años de fundados, en una reunión familiar sus hijos deciden la Jubilación  de ambos, ellos se hacen cargo de una mensualidad en ejemplar armonía los enviaron de paseo y después a disfrutar de los hijos y los nietos que fueron llegando, además de que el matrimonio se convirtió en un ejemplo de vida aun recordado con mucho cariño por los ciudadanos de la colonia PetroMex, afecto que se demostró el ocho de agosto de 2004 cuando el Dr. Víctor Rosas Cobos fue llamado a la Gloria por el creador del Universo, en donde con toda seguridad está consultando desde el Cielo. ¡Fiel a su Vocación!