Interesante situación que se vivió en el país en días recientes con la afectación de fenómenos perturbadores que en diferentes puntos. Aquí si bien en diferentes columnas se ha escrito una y otra vez de las afectaciones, el por qué llamar fenómenos perturbadores, rachas de viento que clasifican a los huracanes, los daños y cuidados preventivos que se dan en un sismo e incluso de las maniobras de rescate que se tienen que realizar posterior a estos fenómenos, hoy me gustaría tocar un tema que me hace ruido.
Y este es el que hacemos previo a estos impactos, ya sea a cualquier nivel, que quiero decir con esto, que pasa con el Gobierno, con los grupos de rescate, con la sociedad, ya que definitivamente no es un suceso que sea la primera vez que se presenta ni la última que sucederá, por lo cual entonces parece que no logramos esa resiliencia muy necesaria para que las condiciones que se dan antes, durante y después sean las más óptimas en pro de la sociedad y la ciudad en la cual esté la afectación.
Aquí sin duda alguna es una culpa altamente compartida entre sociedad y Gobierno el no haber logrado menos daños, pero si en porcentaje lo plasmara, yo pensaría que un 60% culpabilidad del Gobierno y un 40% de la sociedad. ¿Por qué razón? El Gobierno en turno, sea cual sea el color del partido, para que no me digan por qué antes no te quejabas o situaciones así, el Gobierno en turno debe venir precedido dentro de su equipo de trabajo con especialistas en la materia, situación que sin duda en un 90% no ocurre, ya que muchas veces estas asignaciones se dan a personas que su máximo valor fue el haber estado pegado en la campaña, algo que sin duda debe de cambiar y profesionalizar puestos donde su decisión afectara a una persona, una familia, una sociedad, una ciudad, una empresa, un negocio o un ecosistema, todo por una mala decisión por falta de capacitación, esto sin contar con el riesgo al que pone a su personal operativo.
La sociedad también juega un papel muy importante, ya que la nula atención que tenemos ante la prevención y donde esperamos que muchas veces ocurrida la emergencia ésta sea solventada en 100% por las dependencias de auxilios, la cual muchas veces se ve rebasada ante esta inherente bola gigantesca que se crea por la renuencia y cultura de decir no pasa nada y tomarlo a la ligera muchas veces, olvidándonos por completo que año con año viviremos cada vez peor un fenómeno perturbador si no hacemos nada por cambiarlo.
Hasta hoy, como lo establecí en la columna de la semana anterior, los únicos simulacros que se realizan son de sismos y estos porque ya se ven establecido de una manera obligatoria, que si bien si es importante cubrirlo, dejamos a un lado las situaciones como simulacros por huracanes, por situaciones de violencia, por inundaciones, que eso es más probable que nos afecte.
Hoy sin duda es triste ver por los diferentes medios de comunicación las afectaciones que se dieron en el país por estos eventos, donde incluso en lugares como Acapulco, donde ante la magnitud que significa el turismo internacional y nacional para esta ciudad, aún no se recupera no de este, si no del anterior huracán, y que hoy otra vez tienen daños mortales.
¿Qué es necesario para tomar en serio esta situación? ¿Cuándo habrá una profesionalización en el área de emergencias? Si no año con año seguiremos viendo la misma situación, pero tristemente con resultados más atroces.
Nos leemos el próximo lunes.
@llamada de emergencia