En los últimos años ha surgido un fenómeno preocupante en el ámbito académico y político de México: la proliferación de nombramientos falsos de Doctor honoris causa. Diversas instituciones han comenzado a adjudicarse deslealmente atribuciones académicas que no les corresponden, emitiendo títulos honoríficos a figuras políticas y sociales que, en muchos casos, carecen de una sólida formación académica. Estos nombramientos, que suelen ser costosos en términos monetarios, alimentan una falsa imagen de prestigio y éxito entre quienes los reciben.
Sin embargo, en México este prestigioso nombramiento está siendo desvirtuado por instituciones no acreditadas que otorgan títulos apócrifos, creando un vacío jurídico que afecta la credibilidad del reconocimiento. La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), una de las pocas instituciones en el país con la autoridad para conceder este tipo de distinciones, sigue siendo un referente por su rigurosidad en la selección de personalidades destacadas del ámbito científico y académico.
La proliferación de estos falsos títulos refleja una tendencia preocupante: individuos que ni siquiera han completado estudios básicos presumen de un reconocimiento que no han ganado de manera legítima, lo que no solo mina la confianza en el sistema educativo, sino que también contribuye a una imagen distorsionada del mérito y el esfuerzo en la sociedad.
Es crucial que las instituciones educativas y las autoridades reguladoras tomen medidas para frenar esta práctica, preservando la integridad del reconocimiento académico y asegurando que solo aquellos con contribuciones excepcionales reciban tal distinción.