La gestión en Casa de Cultura de Poza Rica dejó muchísimos pendientes, al pasar de ser un referente en años anteriores a nivel estatal a ocuparse actualmente como un simple estacionamiento del parque vehicular oficial.
A cargo de Ramón Rosas Caro, la dirección de Cultura dejó muchas ventanas de oportunidad para la próxima administración, al dejar caer un recinto con presentaciones internacionales, al grado que ahora ni la debida promoción se le ofrece a los artistas plásticos que ahí exponen.
Incluso antes de la pandemia, los eventos culturales fueron menores que en otras administraciones, y muchas de las actividades se concentraron fuera de este lugar, lo que dejó un valioso espacio para las bellas artes, rezagado, sumergido en el olvido.
Por otro lado, las críticas hacia los administradores de la Casa de Cultura fueron constantes, al limitar las galerías a solo artistas afines a los directivos, con muy poca apertura para mostrar el talento, aunado a que las relaciones públicas no fueron adecuadas.
Hubo eventos realizados en esta institución que pudieron tener un impacto mayor en la ciudad, pero que se quedaron lejos de ser un éxito por la falta de visión de quienes estaban al frente, apatía y poca comunión con la comunidad artística local.