Internacional

Renovarán yate de Tito; será un museo

Rijeka, Croacia.- En él navegaron estrellas como Elizabeth Taylor o Sophia Loren y llegó incluso a acoger la firma de acuerdos internacionales. Ahora, el yate Galeb, símbolo de la Yugoslavia de Tito, cobrará una nueva vida como museo tras su renovación.

Tras la muerte en 1980 de Josip Broz Tito, el buque empezó a perder lustre en el puerto de Rijeka mientras que la federación yugoslava se desmoronaba, antes de acabar desangrada en una serie de violentos conflictos.

En 2009, el ayuntamiento compró en una subasta el barco, de 117 metros, que había sido embargado a su propietario griego.

Ahora buscan convertirlo en un museo y una atracción turística para 2020, cuando este puerto se convierta en capital europea de la cultura, explica el alcalde, Vojko Obersnel.

La ciudad usará 5.4 millones de euros para hacer del Galeb un museo flotante de la historia yugoslava, complementado con un hotel o con un restaurante.

El proyecto ha causado polémica en Croacia, un país gobernado por los conservadores y en el que Tito, retratado como anticroata, es mucho más controvertido que en los otros países de la antigua Yugoslavia.

El Galeb (gaviota en croata y serbio), fue botado en 1938 en los astilleros de Génova. Su primer cometido era transportar plátanos. Fue bautizado Ramb III y fue empleado por los italianos para la guerra. Torpedeado por los británicos en 1941, volvió a salir a flote, los nazis lo incautaron y de nuevo naufragó en el bombardeo de Rijeka de 1944 por parte de los aliados.

De nuevo reparado, se convirtió en el barco oficial de Tito después de la guerra. Con él llegó hasta Londres, remontando el Támesis, para reunirse con Winston Churchill en la primera visita oficial a Reino Unido de un jefe de Estado comunista.

Fue también en el Galeb donde se organizaron “las conversaciones más importantes” que precedieron al nacimiento del Movimiento de Países No Alineados, destaca Kristina Pavec, conservadora del museo municipal de Rijeka, que supervisa
el proyecto.

Ahora, el pasado glorioso del Galeb contrasta con su presente, con las sillas, anticuadas y polvorientas, esparcidas por el salón de honor que tiene el techo en ruinas.

Los camarotes reservados a Tito y a su esposa Jovanka son las partes mejor conservadas del navío. “El mobiliario es el original, con el objetivo de presentar de la manera más auténtica posible cómo era su vida en el barco”, indica Kristina Pavec.

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