Recuperación en EEUU tras la senda de China
El tradicional dinamismo de la economía estadounidense, unido al hecho de que las sucesivas olas de COVID-19 están golpeando con una virulencia relativamente menor a aquellas que comenzaron a principios del 2020 han propiciado que EEUU sea otra de las pocas economías que han recuperado el pulso pre pandémico, aunque el crecimiento haya sido bastante menor al que esperaban los analistas y desde luego no tan espectacular como el de China, que ya a finales del 2020 fue uno de los pocos países en los cuales el PIB creció.
Bajo la dirección de la Administración de Joe Biden la todavía primera economía mundial (¿lo seguirá siendo cuando se produzcan los próximos comicios presidenciales en el año 2024?) está teniendo que hacer frente a un inicio de legislatura muy difícil, pero de momento el gigante está respondiendo razonablemente bien, lo cual tiene evidentes efectos en las economías al sur de la frontera estadounidense, de igual forma que la recuperación de Alemania impulsará la de la UE en su conjunto y la de China necesariamente influirá en las economías vecinas, aunque el escenario presente y futuro de la región sea bastante menos halagüeño.
Un continente de varias velocidades
La última previsión del FMI con respecto al crecimiento medio de Latinoamérica para el presente año es del 5,8 por ciento (una previsión que la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de la ONU ha estimado en un crecimiento ligeramente superior, concretamente del 5,9 por ciento), aunque los distintos países lo harán de distinta forma y en distinta medida.
Y esto último no es nada nuevo, ya que a finales del primer trimestre del año 2021 el propio FMI previó que la recuperación de Latinoamérica tendrá que desglosarse en varias velocidades, ya que aquellos países en los cuales la economía depende mucho de la movilidad de las personas, como los que viven del turismo, sufrirán en mayor medida que aquellos países que viven principalmente de la exportación de mercancías, como ocurre en el caso de Chile. Curiosamente (o no tanto) estás mismas dificultades y facilidades a la hora de salir de la crisis se están dando en regiones como Europa, lo cual puede obligar a ciertos países a replantearse seriamente el modelo económico, ya que se ha visto que industrias enteras pueden verse obligadas a cerrar de la noche a la mañana, mientras el transporte y la industria productora se han demostrado esenciales, incluso o sobre todo en tiempos de pandemia.
Aunque las previsiones exhaustivas de crecimiento o decrecimiento de países y empresas son codiciadas por todo de tipo de organismos e incluso por todo tipo de inversores, no en vano cualquier forma de inversión parte de una previsión a futuro, ya sea directamente en bolsa o realizando trading online con CFD (a pesar de que estas previsiones no eliminen riesgos como los que implica el apalancamiento), en el caso de una recuperación post pandémica las previsiones son especialmente difíciles de realizar al estar variando la situación de forma constante, algo que obliga a Estados, dirección de empresas o inversores individuales e institucionales a estar constantemente actualizándose para encontrar la mejor estrategia minimizando riesgos.
La imposibilidad del riesgo cero
Aunque toda acción (e incluso muchas veces las inacciones) implica asumir unos riesgos, en el caso de aquellos que hayan decidido operar en una plataforma de trading online, lo cierto es que se deben tener en cuenta varias precauciones, como elegir la plataforma adecuada tras estudiar las reseñas de brókeres confiables para Sudamérica.
Igualmente los Estados están teniendo y tendrán que asumir riesgos a la hora elegir la forma de salir de la crisis provocada por la pandemia, mismamente durante el año pasado ya se constituyeron distintas estrategias en las cuales unos países apostaban por proteger la economía a costa supuestamente de la salud frente a los que apostaban por un confinamiento estricto so pena de afectar muy negativamente al tejido económico, y en estos momentos no pocos ministerios de economía se debaten entre disparar la deuda pública poniendo en riesgo la viabilidad futura del país o contener el gasto dejando servicios sociales básicos muy maltrechos afectando de este modo a las capas más depauperadas.