Septiemble

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Llamada de emergencia

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TUM. Gustavo García Salazar

Cada año, cuando llega septiembre, en México resurgen los rumores y los mitos alrededor de los sismos. No falta quien asegure que puede “predecir” un temblor o que tal día a tal hora ocurrirá una tragedia. Incluso hay quienes se presentan como videntes y aprovechan la memoria colectiva de los terremotos de 1985 y 2017 para sembrar miedo.

La realidad es muy distinta: los sismos no se pueden predecir con exactitud. La ciencia, hasta ahora, solo permite registrar la actividad sísmica en tiempo real y emitir alertas tempranas segundos antes de que las ondas más fuertes lleguen, como lo hace la alerta sísmica mexicana. Esto no es lo mismo que una predicción; es una advertencia inmediata que depende de la distancia entre el epicentro y las ciudades.

Entonces, ¿por qué tiembla tanto en México y justo en septiembre tenemos esa percepción?

Nuestro país se encuentra sobre la interacción de cinco placas tectónicas: la de Cocos, la del Pacífico, la de Norteamérica, la de Rivera y la del Caribe. Estas placas se mueven constantemente y, al chocar o deslizarse unas contra otras, liberan energía que sentimos como temblores. Además, México forma parte del llamado Cinturón de Fuego del Pacífico, una franja que rodea el océano Pacífico y concentra cerca del 80% de la actividad sísmica mundial.

En cuanto a septiembre, no existe una explicación científica que lo convierta en un mes “maldito”. Lo que sí ocurre es que la coincidencia de fechas como el 19 de septiembre de 1985 y 2017 ha marcado profundamente la memoria social. Esa coincidencia refuerza la idea de que septiembre es sinónimo de terremotos, pero en realidad los sismos pueden presentarse en cualquier momento del año.

Frente a este panorama, lo importante no es caer en el miedo ni en las falsas predicciones, sino enfocarnos en lo que sí salva vidas: la prevención y la preparación. Participar en simulacros, revisar nuestros planes familiares de emergencia y conocer las rutas de evacuación son acciones que hacen la diferencia cuando la tierra se mueve.

Septiembre no predice los sismos, pero sí nos recuerda algo esencial: vivir en una zona sísmica exige estar preparados todo el año.
Nos leemos el próximo lunes @llamada de emergencia