Raúl Gibb, legado de periodismo valiente

Poza Rica, Ver.- A 17 años de este amargo suceso, todos en esta gran casa editorial llevamos muy presente el legado de nuestro director general, Raúl Gibb Guerrero, quien dejó una huella imborrable en los pasillos de esta empresa, en la línea editorial y en cada uno de sus trabajadores.

La mayoría lo recuerda con ese gran espíritu de servicio, amante del deporte y con una visión del periodismo pionera, que sigue presente y que es la fortaleza para ser líderes en el periodismo.

Hay que recordar que en 2001 Raúl Gibb Guerrero movió el avispero, en una muestra de coraje y valentía por denunciar actos de corrupción, donde muchos funcionarios probablemente tenían intereses escondidos.

Marcela Salas Cassani, coordinadora editorial de Desinformémonos y redactora del suplemento Ojarasca en La Jornada, cita en el libro Nuestra Aparente Rendición, parte de lo que fue el último día con vida de nuestro director general.

En este trabajo en el que comparte crédito junto a otros periodistas, narra la felicidad de Raúl Gibb Guerrero durante la celebración de la apertura del periódico La Opinión de Martínez, municipio donde no escatimó festejos e incluso se organizó un desfile para el gran día.

“La libertad de palabra tenía mucho que celebrar. Recorriste las calles de aquel pueblo, y saludaste a sus niños, sus mujeres, sus jóvenes. Te habías prometido hacer algo por derrumbar el silencio aplastante de aquella latitud, y dispusiste que la aparición del nuevo periódico fuese ruidosa y bullanguera”, escribe Salas Cassani.

Más adelante, otro fragmento narra cómo por la noche, satisfecho, Raúl Gibb retornó a Poza Rica, a pesar de las amenazas recibidas por su quehacer periodístico. “Seguramente no imaginaste que aquella calurosa noche de primavera, una ráfaga de balas apagaría tu risa y la firmeza de tu palabra”, escribe la autora.

Sin embargo, ese día quedó grabado el legado de Raúl Gibb Guerrero, quien incluso antes de enfrentarse a ese inmerecido destino, revisó minuciosamente la edición especial que saldría al día siguiente.

Aquella portada del 9 de abril fue robada criminalmente, porque ya no fue aquella de celebración por un periódico naciente, sino que daba cuenta de su muerte, que a una década y un lustro sigue impune y manchado por la falta de justicia, por parte de las incompetentes autoridades.