POZA RICA, VER. – La ciudad se encuentra en un punto decisivo de su historia, donde el futuro del municipio depende de elegir un liderazgo con juventud, energía y una comprensión real del mundo actual.
A la ciudad también le urge un perfil con experiencia y resultados, pero también con capacidad de diálogo, gestión y visión global. La sobriedad y el orden son esenciales, pero deben combinarse con dinamismo y una propuesta innovadora para el desarrollo.
Asimismo, requiere una persona joven con la personalidad y capacidad para negociar en otros niveles, con el único objetivo de que Poza Rica salga del letargo que la reciente y vieja política han provocado, causando el estancamiento de esta gran ciudad.
Frente a esta necesidad, aún existen opciones políticas que representan ideas obsoletas, la incomprensión de una dinámica moderna y una visión limitada al pasado.
Existen proyectos que ya tuvieron su oportunidad y fracasaron, dejando a Poza Rica estancada o incluso en peores condiciones. El rezago y la falta de oportunidades son prueba de que la ciudad no puede permitirse repetir los mismos errores.
Hoy, más que nunca, Poza Rica requiere crecimiento, inversión y una perspectiva que vaya más allá de lo local y lo regional. La economía, el empleo y el desarrollo no pueden seguir dependiendo de esquemas del pasado que han demostrado su ineficacia.
Para capitalizar las oportunidades que se presenten en el futuro, la ciudad necesita un liderazgo con visión global, capaz de atraer inversiones y generar condiciones para un verdadero avance.
La ciudadanía ya no puede conformarse con liderazgos sin visión, sin energía, incapaces de gestionar y salir a buscar oportunidades en otros estados y en el mundo.
Poza Rica no necesita políticos que solo mantengan su ego, sino personas dispuestas a poner toda su capacidad y esfuerzo en romper con el rezago de 30 años que ha dejado la vieja política.
El problema radica en esa mentalidad burocrática y pasiva, donde se presume el arraigo local como un mérito por no haber salido nunca de la ciudad, lo cual refleja la incapacidad visionaria que se requiere para transformar Poza Rica.
No basta con decir que se ha vivido toda la vida en la ciudad, porque eso solo significa repetir los mismos esquemas de siempre. El municipio necesita acción, no discursos vacíos ni administraciones ineficientes.
Por ello, Poza Rica debe apostar por un perfil joven, con energía, seriedad y resultados comprobados. La vieja política, con su inercia y falta de visión, ya no tiene cabida. Ahora es momento de pensar en grande y elegir un rumbo distinto.