Con perdón de José María Cano y Salvador Dalí, aplico las primeras líneas de aquel célebre poema hecho canción, al rey Pelé.
El primer rey mediático de un deporte de mil héroes. Un héroe que desde sus tempranos 17 conquistó el mundo (por lo menos el mundo del fútbol) con su talento y habilidad innatas, desde 1958 hasta 1977, año de su retiro definitivo del fútbol profesional.
Fue por aquellos años en que “O Rei” militó en el Cosmos de Nueva York (1975-77) que inspirados por esta leyenda viviente, un grupo de niños de al rededor de 10 años bautizaron así a su equipo: “Cosmos”.
La mayor parte de ellos de la colonia Chapultepec. Don Tino y don Carlos, un par de grandes tipos, ambos trabajadores petroleros, patrocinaban y dirigían este equipo en dos diferentes categorías (en un principio) de la liga municipal infantil.
Cosmos, es el recuerdo de mi primer equipo de fútbol.
Ese primer equipo que comenzó a formar en mí valores como el compañerismo, el trabajo en equipo, el sentido de pertenencia, de competencia y mucho más.
Cosmos, es el recuerdo de mis primeros entrenadores.
Hombres de familia que daban de su tiempo en pro de la formación de sus hijos y de los amigos de sus hijos, como “adoptando” de alguna manera a quienes formamos el equipo y recibimos de ellos afecto, afirmación y hasta seguridad, al sentir el apoyo que generosamente nos brindaban estos hermanos, que transformaron su gusto por este deporte en todo lo ya mencionado, convirtiendo en beneficiarios de su generosa amistad a quienes tuvimos la suerte de formar aquel grupo de pequeños futbolistas.
Cosmos, es el recuerdo de mi primer uniforme de fútbol.
Playera blanca con vivos negros en las mangas y cuello “V”, short negro y calcetas blancas.
Cuando don tino me entregó aquel uniforme, casi parecía un sueño, ni siquiera me cuestioné si aquellos eran los colores del Cosmos original, pues se veía igual que en mi televisor a blanco y negro.
Mi entusiasmo fue mayor al descubrir el número 8 en la playera, casualmente, mi número favorito.
Cosmos, es el recuerdo de mis primeros compañeros de equipo.
Especialmente Quique (hijo de don Tino) y Abe, cuya mamá nos transportaba de las canchas de fut a mi casa en su elegante LTD, cuyos interiores me hacían desear poder flotar para no ensuciarlos, pues terminaba los partidos tan mugroso como la lógica más elemental lo dictaba.
La ilusión del juego, la emoción de ser y estar en la cancha, la convivencia y el compañerismo (tanto en los triunfos como en las derrotas), generaron vivencias que a la postre se convirtieron en lecciones de vida.
Comenzaba apenas a practicar este deporte y ya había recibido tanto; aunque en aquella edad no era capaz de ver cada detalle, solo sabía que ir a jugar hacía especial cada sábado.
Mientras todo mundo relaciona a Pelé con el Santos de Brasil o con su selección nacional, yo lo relaciono con el Cosmos de Nueva York. Pues aunque nunca lo vi jugar en tal equipo, este fue la inspiración para darle nombre a mi primer equipo de fútbol, de modo que “brincar” de un tema a otro es para mí bastante natural, por absurdo que parezca.
Hoy aquella inspiración late cada día más débil, “O Rei” se desdibuja, porque lamentablemente el tiempo no perdona a nadie, ni siquiera a los inmortales.