Relevos en plena recta final: nombra alcaldesa a nuevos jefes al frente de Seguridad Pública y Tránsito Municipal.
Hipólito Moreno Tapia
Álamo, Ver.- A escasas semanas de concluir la administración 2022-2025, la alcaldesa Blanca Lilia Arrieta enfrenta un escenario que muchos colaboradores dentro del Ayuntamiento describen como el más errático y desarticulado de los últimos años.
Los constantes cambios, renuncias y despidos en áreas clave evidencian una gestión incapaz de sostener un equipo estable, pues han pasado seis titulares por la Secretaría del Ayuntamiento y también se han registrado sustituciones en Oficialía Mayor, Jurídico, Obras Públicas, Contraloría, Comunicación Social, Tesorería, Limpia Pública, Seguridad Pública, Tránsito y otras direcciones fundamentales.
Uno de los episodios recientes que avivó la polémica fue la separación del cargo de Luis Meraz Torres, director de Tránsito y Vialidad desde el arranque de la administración.
Según versiones internas, la molestia de la alcaldesa Blanca Lilia Arrieta Pardo explotó cuando se enteró de que Meraz colaboraba en tareas de atención a damnificados tras las inundaciones junto al alcalde electo, Pepe Arenas.
Pese a que se trataba de un trabajo institucional y los buenos resultados en su área, la coordinación de Meraz Torres con el próximo presidente municipal habría sido motivo suficiente para su abrupto despido.
Tras la salida, el Ayuntamiento nombró la semana pasada a César Luis de la Cruz Salazar como nuevo jefe de Tránsito y Vialidad. Sin embargo, la reestructura no terminó ahí. Este domingo se dio posesión al Capitán Primero de Infantería retirado, Alístides Badillo Reyes, como director de Seguridad Pública, luego de que Luz Estela Hernández Saavedra fungiera como encargada de despacho tras la renuncia del Capitán Raúl Saucedo Cisneros.
Saucedo dejó el cargo en julio, después de dos paros de policías municipales que exigían uniformes y el cumplimiento del aumento salarial prometido por la propia alcaldesa.
Así, a sólo 44 días de concluir su mandato, Blanca Lilia Arrieta parece no encontrar la manera de consolidar un equipo competente y sigue experimentando con la estructura, totalmente fuera de la lógica de un gobierno funcional.
Las decisiones precipitadas, el despido de personal con experiencia y la improvisación constante han debilitado seriamente el funcionamiento municipal. Lo que queda a estas alturas no es una administración afinada rumbo a la entrega, sino una estructura desordenada que se tambalea anticipadamente en su etapa final.
















