Los medios de comunicación en el desastre

Los medios de comunicación en el desastre

Hoy destinamos estas palabras a algo que quizá estamos dejando de lado. En un tiempo donde la comunicación es tan accesible, tan inmediata, tan cotidiana, hemos dejado de maravillarnos por su poder. Y sin embargo, en los días más difíciles, ese poder volvió a mostrarse con toda su fuerza.

Desde la víspera del desastre, la labor de los medios de comunicación fue, al menos desde mi perspectiva, incluso más rápida y efectiva que la de muchas autoridades. Fueron ellos quienes transmitieron en vivo la creciente del río, quienes avisaron minuto a minuto lo que estaba ocurriendo, quienes dieron a la población la primera alerta real de lo que se venía encima. En una ciudad donde cada minuto contaba, esa información oportuna significó preparación, prevención y, en algunos casos, salvaguarda.

Conforme avanzaron los días, los medios se convirtieron en una ventana a cientos de historias: rescates, desgracias, solidaridad pura, reencuentros que devolvieron un poco de aire entre tanto lodo y polvo. Se transformaron en puente para que familias separadas pudieran darse señales de vida. Y, sobre todo, en un espejo crudo de lo que realmente estaba pasando, más allá de boletines y discursos.

Hoy no tengo duda: el uso responsable, humano y profesional de los medios puede ser un aliciente para que incluso organizaciones internacionales volteen a ver una región. Puede acelerar la llegada de ayuda, puede sumar voluntades, puede mover corazones.

Por eso, elevo mi reconocimiento a todos los medios valientes que, en estos días, han sido piedra angular para que Poza Rica y la región sigan caminando hacia la recuperación. Porque, al final, en un desastre hay una verdad que jamás debemos olvidar: Si no se comunica, no existe.

@llamada de emergencia