El Departamento de Hemeroteca de La Opinión de Poza Rica, a cargo del maestro Luis Navarro Arteaga, ha recopilado y analizado datos históricos para hacer una comparación entre las inundaciones de 1999 y 2025.
Con el uso de nuevas tecnologías, así como la intervención de periodistas, el análisis muestra resultados coincidentes en ambos periodos, en los que se documentó que el ayuntamiento fue el eslabón más débil de la cadena de respuesta: en 1999 por inexperiencia y en 2025 por negligencia en el mantenimiento de infraestructura y la falta de capacidad operativa.
En este texto se analiza la respuesta institucional ante las inundaciones catastróficas del río Cazones en Poza Rica, Veracruz, al mes de los eventos de octubre de 1999 y octubre de 2025 (al 8 de noviembre en cada año referido). La tesis central afirma que el desempeño fue análogo en ambos periodos: en 1999, debido a que el FONDEN, aunque existente desde 1996, no poseía la capacidad financiera y operativa necesaria para atender un desastre de magnitud histórica; y en 2025, por la omisión de medidas de prevención y la no aplicación de las lecciones aprendidas. Los hallazgos demuestran que, a pesar de 26 años de diferencia, la respuesta ciudadana fue, en ambos casos, la primera línea de acción. La crítica más aguda se dirigió al ayuntamiento en ambos años por la insuficiencia operativa en la limpieza y la lentitud en la atención a las colonias.
Introducción
El evento de octubre de 1999 estableció un precedente de tragedia natural sin igual (Informe CONAGUA, 2000). Aunque el FONDEN ya existía desde 1996, la magnitud del desastre evidenció su insuficiencia y obligó a una reestructuración profunda en el año 2000. La catástrofe de 2025 repitió el patrón destructivo, lo que reavivó el debate sobre la prevención urbana (El Universal, 2025).
Por ello, la recurrencia de inundaciones con efectos catastróficos obliga a confrontar la inversión y experiencia institucional con los resultados observados durante la crisis de 2025. El análisis se enfoca en el estado de la ciudad y el desempeño de las autoridades al 8 de noviembre, con la prensa como fuente clave para documentar la percepción ciudadana.
Así, es pertinente afirmar que en 26 años, las autoridades de todos los niveles (federal, estatal y municipal) en Poza Rica tuvieron desempeños semejantes durante el primer mes de la tragedia: el desempeño en 1999 se explica porque el FONDEN, aunque existente desde 1996, no estaba fortalecido ni preparado financieramente para el desastre de magnitud histórica; mientras que el desempeño en 2025 se debe a la negligencia en no aplicar las medidas de prevención y las lecciones aprendidas de la catástrofe anterior, lo que resultó en una crisis de respuesta similar.
1999
Se ha aceptado desde hace décadas que el desastre de 1999 desbordó la capacidad de la estructura institucional, limitó la ayuda y generó un estado de crisis prolongado. Al 8 de noviembre de aquel año esta era la situación.
Aunque el FONDEN existía desde 1996, en 1999 no poseía la capitalización ni los protocolos operacionales necesarios (Revista Mexicana de Sociología, 2009). La ayuda federal fue coordinada, pero la distribución de recursos resultó burocrática, lenta y opaca, lo que desató la frustración ciudadana durante el primer mes (La Jornada, 1999).
La prensa local documentó la inoperancia y la desesperación ante la magnitud del desastre. El ayuntamiento fue rápidamente rebasado en la gestión de la limpieza, lo que hizo depender la tarea casi totalmente del Ejército Mexicano (Plan DN-III-E) y de los vecinos.
La destrucción de infraestructura vital fue casi total. La restauración de telecomunicaciones, drenaje y vialidades fue un proceso lento, y la recuperación estaba en su fase más incipiente a un mes de la tragedia.
2025
Por otro lado, en 2025, a pesar de contar con la experiencia y el Atlas de Riesgos, las fallas institucionales demostraron una omisión en la prevención, lo que confirmó la repetición de los errores.
En primer lugar, la omisión de una alerta oportuna y la no conclusión de obras cruciales, como el muro de contención del río Cazones, anularon la posibilidad de mitigar los efectos del desbordamiento (El País, 2025; El Universal, 2025).
En segundo lugar, la prensa local reportó la frustración por la lentitud de la respuesta. Al 8 de noviembre persistían las protestas de vecinos de colonias bajas por el abandono municipal en la extracción de lodo y la limpieza de drenajes, lo que hizo delegar esta tarea a la Marina (SEMAR) y a los damnificados (LatinUS, 2025).
Además, si bien la electricidad (CFE) se restableció, el drenaje colapsado y la persistente falta de agua potable generaron un alto riesgo sanitario tan grave como el que se presentó 26 años antes (Implicaciones sanitarias en la inundación de 1999, [2021]).
Algo que une a ambas tragedias es la resiliencia y la autogestión de la ciudadanía, que fue la primera y más efectiva respuesta, lo que suplió las carencias institucionales.
Por ejemplo, en 1999 la activación inmediata de redes vecinales —es decir, la incomunicación por radio, teléfono o la imposibilidad de trasladarse fuera de la ciudad— forzó a los vecinos a organizar brigadas de rescate improvisadas y centros de acopio espontáneos (La Jornada, 1999).
Algo similar ocurrió este año, cuando los ciudadanos, al principio, suplieron las tareas de limpieza y asistencia que le correspondían al Estado. En 2025 el trabajo de limpieza, remoción de lodo y la coordinación de albergues lo sostuvieron voluntarios y damnificados. Esta autogestión permitió el avance de la limpieza en muchas colonias, compensando así el apoyo oficial insuficiente.
El momento cumbre de esta participación ciudadana fue el fenómeno Lodo Fest 2025, que se convirtió en un símbolo de la resiliencia pozarricense. Los habitantes transformaron el espacio de la tragedia en un espacio de catarsis y unión, lo que demostró que la respuesta social superó a la institucional (TV Azteca, 2025).
Conclusiones
La prensa local en ambos periodos documentó que el ayuntamiento fue el eslabón más débil de la cadena de respuesta: en 1999 por inexperiencia y en 2025 por negligencia en el mantenimiento de infraestructura y la falta de capacidad operativa para el desazolve.
La omisión en la prevención anuló el costoso aprendizaje de 1999. El fracaso se ubica en la falta de aplicación de un sistema de alerta temprana funcional y el incumplimiento en la conclusión de obras de mitigación, lo que confirmó la tesis de un desempeño institucional análogo.
La ciudadanía, columna vertebral: la constante más significativa es la capacidad de la sociedad civil para organizarse de manera autónoma, lo que suplió las deficiencias y la lentitud del gobierno. La solidaridad ciudadana fue el motor que permitió a Poza Rica avanzar en la recuperación al 8 de noviembre en ambos periodos.















