Luis Navarro Arteaga
El poeta el arrabal era un personaje particular de finales los años 50 y principios de los 60 en Poza Rica. Hombre que amaneció ahorcado en uno de los cuartos del servicio especial de investigaciones de Petróleos Mexicanos, dependencia de vigilancia de Pemex creada para evitar robos y fraudes en perjuicio de la industria, pero también acusada de represión contra disidentes o de realizar detenciones ilegales.
El lunes 8 de enero de 1962 La Opinión publicó el lamentable deceso de un conocido bardo.
La cabeza fue esta: “Se ahorcó un popular personaje pozarricense”. Curioso caso en el que se tocan lo sublime del arte de la palabra con los sórdido recovecos del poder.
La noticia dice: “Hasta el momento se ignoran los motivos por el cual Juventino Hernández, popularmente conocido como el poeta de la rama coma se haya privado de la vida, ahorcándose el día de ayer a las primeras horas de la mañana en uno de los cuartos del servicio especial de investigaciones de petróleos mexicanos”.
El SEI desapareció casi dos décadas después de este suceso, en 1980, de esta dependencia se ha dicho que sus cuartos eran precarios y que se violaban los derechos humanos de las personas que permanecían detenidas ahí.
La nota detalla que “El macabro cuadro fue encontrado a las 7 de la mañana de ayer, por uno de los empleados que dicha dependencia, quien de inmediato lo hizo del conocimiento del servicio especial, quieres confirmaron el hallazgo, dando parte a la agencia del ministerio público…pasaron tres horas y media para que se presentara el representante social”.
Sobre el singular personaje se dice que “El popular Poeta de Arrabal se dedicaba a la venta de golosinas, como también tenía amplia memoria y redactaba bonitas poesías a sus amistades, principalmente a sus más allegados, que eran empleados de Petróleos, dejando para el eterno recuerdo bonitas prosas dedicadas a las esposas de los trabajadores del oro negro”.
El personal del SEI dijo que El vate fue encontrado colgado con un cinturón alrededor del cuello. “Se presentó se a reconocer el cadáver su propio hermano Ricardo Hernández. Juventino tenía 42 años, no estaba casado y fue muy sonado por ello “Varias personas que conocieron a este popular bohemio se han presentado al domicilio de la familia Hernández para presentarle sus condolencias” vivía sobre el del bulevar Adolfo Ruiz Cortines, de esta ciudad.
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