Una crísis en el béisbol, reconocido como “El rey de los deportes”, pero es también costoso, lo que obliga a muchos equipos a darse de baja en cada temporada, señaló Rigoberto Osorio, delegado de Laguneros de La Providencia en Álamo.
El equipo obtuvo el título de campeón de la Liga Municipal Alamense en la temporada recién concluida; sin embargo, en la nueva campaña que acaba de comenzar no pudieron participar por falta de recursos económicos, expuso.
Laguneros de La Providencia ha sido un duro rival en las últimas 8 temporadas, primero bajo la conducción de José Hipólito Lucero, con quien obtuvieron un título, luego otro con David López Ríos, y recientemente dos más con Rigoberto Osorio.
Sin embargo, el factor económico les hizo una mala jugada, pues cada domingo se requiere un fuerte gasto.
“En cada juego se usan de 2 a 3 pelotas nuevas (aportadas por cada equipo) y cada una tiene un valor de 100 pesos, más 700 pesos que se paga al ampáyer entre los 2 equipos cuando es temporada regular.
“Pero hay más gastos, porque a algunos jugadores se les da para su pasaje. Así que jugando como locales es un gasto promedio de mil 600 pesos, pero rebasa los 2 mil 200 pesos cuando toca jugar fuera, por la gasolina y otros gastos”, detalló Osorio.
Indicó que, aunque la Liga es municipal, hay equipos de Puebla, por lo que han tenido que ir a jugar hasta Tecomate, en el municipio poblano de La Meza de Metlaltoyuca, a una hora y media de distancia en camino de terracería.
La situación crítica es generalizada, pues de los aproximadamente 20 equipos que inician la campaña, dos o tres se dan de baja sin llegar a la recta final.
A esta dificultad se suma la falta de trabajo, ya que muchos peloteros tienen que emigrar para buscar el sustento.
Por ejemplo, Laguneros de La Providencia en la temporada anterior se quedó sin 5 jugadores, algunos de ellos estelares como Maximiliano “Max” Lucero Moreno, pues tuvieron que emigrar a Estados Unidos por cuestiones laborales.
“Lo económico es lo más difícil para algunos, como nosotros que andamos al día. Estoy un poco triste, porque nadie quiere llevar un equipo y le quiera meter el hombro y no lo deje caer. Yo quiero, pero la responsabilidad como padre me obliga a dejar el equipo; me duele decirlo, pero es la verdad.
“Pero si Dios permite y nos da salud y vida, yo me comprometo a seguir con el equipo Laguneros, solo que en esta temporada vamos a emigrar, porque hace falta un buen trabajo y aquí nomás no se puede”, concluyó.
Por Hipólito Moreno Tapia