Álamo, Ver.- Con dos asociaciones de apicultores en el municipio, que agrupan a casi cien productores de miel, esta actividad agropecuaria aún tiene oportunidad de mayor crecimiento, señaló el médico veterinario zootecnista y especialista en el tema, Óscar Trujillo Narcia.
Entre ambas agrupaciones, agregó, suman alrededor de 15 mil colmenas, sin contar los productores libres, aunque, atajó, hacen falta diez veces más, es decir, unas 150 mil colmenas para poder polinizar todas las fincas citrícolas.
Trujillo Narcia aclaró que hay, además, unas 40 mil colmenas de productores de otros estados o de municipios cercanos que han llegado a la región desde años atrás.
Respecto a la producción de miel, indicó que este año se obtuvo, en promedio, 15 kilos por colmena, lo que equivale al 50% de lo esperado.
“Quisiéramos abarcar un total de 30 kilos de miel por colmena, pero no lo hemos logrado, sobre todo este año, que es totalmente distinto a los demás pues se retrasó casi mes y medio la floración, y pensamos que no iba a haber, pero sacamos lo que pudimos”, abundó.
Recalcó que la falta de agua ha afectado a toda la cadena de producción primaria, pues si no hay lluvias no hay floración de nada, ni en plantas cultivadas por el hombre o que crecen de manera silvestre.
Respecto al calor, indicó que es importante en el proceso de la fotosíntesis, pero las temperaturas muy altas, como las registradas en la región la mayor parte del año, son una amenaza, pues la flor puede ser “quemada o tostada”.
Otra situación de alarma, apuntó, son las plagas que dañan las plantaciones y el excesivo uso de agroquímicos que afecta no solamente a la flora, sino a las mismas abejas.
Aclaró que se han signado acuerdos con algunas agrupaciones de productores para reducir o anular el uso de pesticidas, pero el avance es poco, ya que no se puede controlar de manera individual a los campesinos que tienen arraigada la costumbre de acabar con las hierbas y plagas con productos químicos, nocivos no solamente para la polinización, sino también para la salud de los humanos, concluyó.
Por Hipólito Moreno Tapia