Gilberto Haaz
+A la memoria del excelente columnista de Notiver, un hombre muy talentoso, Luis Martínez Wolf. Fallecido a sus 90 años de edad. Descanse en paz.
NADA PASA
Mañana que comienza uno a calentar motores, calentar máquina para irse ambientando en los primeros días de un año inédito, atípico diría un clásico, un año que pasó en pandemia y en muertes y contaminados y desolación. Terrible el año. Las televisoras siguen con los resúmenes. No hay noticias frescas, solo la caída de la estatua de AMLO, que la hicieron morder el polvo y el espíritu del profesor Carlos Hank González, hijo pródigo de Atlacomulco, debe estar sonriendo donde esté. Nuestro quebranto sigue siendo la pandemia, ahora llamada Ómicron. Hace unos días que fui a hacerme el análisis de Covid, la chica del laboratorio me dijo que estaba cundiendo la infección, que de 10 análisis que hacía, 7 salían positivos. O sea, no bajemos la guardia, seguir cuidándonos con los tres movimientos, como aquellos antiguos movimientos del jabón Fab, que eran remoje, exprima y tienda, aquí son. usar cubrebocas, lavarse las manos y guardar la sana distancia. El cabildo de Orizaba, analiza multar a la gente que en la calle ande sin el cubrebocas. Hace un año se hizo un operativo con los policías en la zona del Centro Histórico, conminando a la gente a que se lo pusieran. El mismo presidente AMLO anuncio que hay más casos de contagios, pero tiene una ventaja, no va la gente a hospitalizarse, se nota que a los vacunados les ha ayudado, pero no hay que descuidarse. No bajemos la guardia. Ahí anda ese bicho maldito todavía buscando a quien atrapar.
LLEGAN CON BRIOS (NORTE Y AGUACATE)
Llegan los nuevos alcaldes con bríos, con ganas de comerse el mundo a puños. A algunos les tocó un norte muy canijo, de casi 120 kilómetros por hora, que aún en la mañana del día después, en Veracruz y Boca del Rio anda en los 80 kilómetros por hora. Anoche mismo circularon videos de jarochos que los tomaron en Boca del Rio y Veracruz y, era tanto el viento, que creí por ratos que era una escena de Dubái, cuando les entran los fuertes vientos y levantan la arena hasta dejar invisibles a todos. Se llaman tormentas de arena, y hasta a los jeques árabes les hace levantar sus atuendos de ensabanados, lo que los hace que se les vean a veces los chones. A Orizaba, donde vivo, enseguida le llega el frente frio, igual que a Xalapa, la capital, aquí amanecimos a 12 grados centígrados y había que sacar las chamaras y lo que se pudiera. Es la mañana que la gasolina vale más cara y que los memes de aquella promesa presidencial, de que valdría 10 pesos el litro, le pasó lo que a la tía Chana: ni Juana ni Chana, los memes se sublimaron. Tiempo de encerrarse, enclaustrarse con la tele y esperar a los Reyes Magos, que ahí vienen con todo y cubre bocas. Y disfrutar los juegos del futbol americano, donde se están dando las grandes batallas por llegar al Súper Bowl del mes de febrero, la madre de todas las audiencias televisivas, donde a México le va de poca, porque el aguacate de mi tío Haas, y todos los aguacateros de Michoacán y de Jalisco y buena parte de México hacen su agosto porque, para este año se calcula que subirá el consumo, porque en 2021 se tragaron 132 mil toneladas de aguacate mexicano, solo en ese día del Súper Bowl, porque los totopos con el guacamole y su chilito, es el platillo indispensable. Algún día de hace un tiempo, unos tres o cuatro años, me tocó ver en el estadio AT&T de los Vaqueros de Dallas, en Arlington, Texas, como en las afueras unas dos o tres horas antes del juego, llegan los tejanos con sus camionetas y bajan sus asadores para hacer su carne asada y su guacamole y comer allí antes del partido, con sus chelas bien frías, una escena muy propia de ellos. Es tan cotizado el aguacate mexicano, que la asociación de productores patrocina uno de los comerciales de 30 segundos en la cadena de televisión de Estados Unidos, que tiene el valor ese anuncio de 5.5 millones de dólares, para que nos demos una idea del evento del año en la Unión Americana.