Tuxpan, Ver.- Abrazar el sacerdocio no es nada fácil, por lo que cada año se ordenan muy pocos, además de que al final de la preparación desisten de cargar con esta cruz, señaló el padre Humberto Arce Santiago, párroco de la iglesia María Auxiliadora y vocero de la Diócesis de Tuxpan.
La situación ha sido abordada en entrevistas por el papa Francisco, quien ha admitido que hay falta de clérigos y vocación entre la feligresía de la Iglesia católica, y que eso es un “problema enorme”.
Al respecto, el vocero de la Diócesis de Tuxpan mencionó que el camino que debe recorrer un seminarista es largo y podría influir para que en el proceso, o incluso al final, desista o manifieste sus dudas.
Explicó que la preparación de un cura es más larga en comparación con otras actividades que requieren estudios, además de que, al final, son varios lo que se muestran indecisos e incluso se retiran, pero después de un tiempo algunos vuelven, se ordenan y ejercen.
Hay familias que felicitan a sus hijos al cumplir el primer semestre en el Seminario, pero se tiene que tomar en cuenta con son 24, además de que, al concluir los estudios, le siguen periodos de experiencia en distintas parroquias, acotó.
“Si la iglesia tiene algo, es vigilar la mayor formación básica académica, espiritual, la humana y la pastoral que pueda tener uno de sus sacerdotes. Son 24 semestres en un seminario y un alto porcentaje no concluye, de mi grupo éramos cinco y terminamos uno, del grupo anterior eran siete y terminaron dos, es decir tres en dos generaciones”.
El vocero, quien cuenta con licenciatura en Ciencias de la Comunicación, insiste que la preparación de un nuevo ministro es un proceso que se revisa minuciosamente cada mes y cada semestre se da una evaluación.
Abundó que un nuevo sacerdote se puede ordenar a los 25 a 30 años de edad, mientras que, de acuerdo al Derecho Canónico, estará al servicio de la Iglesia hasta los 75 años y, después de esa edad, quedan liberados de la responsabilidad pastoral, pero siguen siendo sacerdotes.
















