Ni duda cabe que la Suprema Corte y su presidenta están bajo el asedio de la 4T y que no solo quieren desaparecerlos y cobrar venganza de los gestos de Piña.
Salvador García Soto
La amenaza de fractura en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, justo en medio del asalto al Poder Judicial que preparan la mayoría de Morena y el presidente López Obrador -con el aval de la virtual presidenta electa, Claudia Sheinbaum-, quedó expuesta ayer, al confirmarse en voz de la ministra Yasmín Esquivel Mossa, que sí le pidió a la ministra presidenta considerar su renuncia al cargo, para dar paso a un restablecimiento del diálogo con los poderes Ejecutivo y Legislativo, cuya interrupción y cancelación fue responsabilidad de Norma Piña, según lo que planteó Esquivel Mossa en la sesión privada del pleno de la Corte el lunes y cuya petición fue apoyada por el ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena.
Y luego de que la ministra Esquivel ratificara y nos dijera que sí puso sobre la mesa la remoción de Norma Piña, desde la Presidencia de la Suprema Corte se emitió un comunicado en el que la ministra presidenta afirma que permanecerá en su cargo y que no tiene intenciones de renunciar, ni de aceptar la petición que le hiciera el lunes en el pleno privado de la Corte, al que asistieron 9 de los 11 ministros, su compañera ministra Yasmín Esquivel.
«La ministra presidenta continúa con los trabajos jurisdiccionales y administrativos inherentes a su cargo y mantiene diálogo con los Poderes Legislativo y Ejecutivo, de cara a una reforma judicial», indicó la Corte en un comunicado de dos párrafos. En el mismo boletín de prensa se informó que “la presidenta de la Corte y del Consejo de la Judicatura Federal (CJF) encabezará el lunes 8 de julio, el último de 14 foros del Encuentro Nacional para una Agenda de Seguridad y Justicia, el mayor esfuerzo de escucha a ciudadanas y ciudadanos para formular en agosto una propuesta con base en dichos foros para una reforma judicial».
Es decir, que sin mencionar lo que pasó en esa sesión privada de los ministros de la Corte, la ministra presidenta dejó en claro que seguirá con su agenda y sus actividades porque no piensa renunciar, ni hacerse a un lado, ante la petición de solo 2 de los 11 ministros que integran el máximo pleno del Poder Judicial de la Federación. No se sabe con precisión si los 9 ministros restantes respaldan la permanencia de la ministra Pïña, porque varios de ellos no se han expresado al respecto, aunque hay ministros anti4T que la respaldan, pero también hay ministras, como Margarita Ríos Farjat, que son más bien “institucionales” y tratan de mediar para evitar una fractura entre la Suprema Corte, que no abonaría a la situación vulnerable y acechante que vive el Poder Judicial federal.
Por su parte, la ministra Esquivel reivindica su postura e insiste en que un cambio en la presidencia de la Corte ayudaría a distensar las cosas y a reanudar el diálogo con la presidencia y la mayoría del Congreso de la Unión, al tiempo que se declara a favor de la elección de jueces y magistrados por el voto popular, pero presentó una propuesta para que se vayan los 11 ministros, incluida ella, pero en el caso de magistrados y jueces se realice un cambio gradual, en el que se vayan cubriendo solo las vacantes que se generen en los tribunales y juzgados, de tal modo que no se interrumpa el aprendizaje y consolidación del nuevo Sistema Penal de Justicia Oral, que le ha costado mucho dinero, recursos y tiempo a los mexicanos y al Poder Judicial de la Federación.
Y en medio de las divisiones internas que se ahondan en la Suprema Corte, surgen señales de que sí hay una “mano negra” que desde la 4T está empujando la caída de Norma Piña, para terminar de allanarle el camino a la peligrosa y controvertida reforma judicial de López Obrador, porque justo el mismo lunes, cuando Yasmín Esquivel ponía sobre la mesa el tema de una renuncia de la ministra Piña, en la Universidad de Guadalajara, sede del Segundo Foro de los Diálogos para la Reforma al Poder Judicial, el coordinador de Morena en el Senado, Ricardo Monreal, también culpaba a Piña de la ruptura del diálogo y las relaciones políticas entre la Corte, los jueces y el presidente López Obrador.
“Tras el nombramiento de la nueva presidenta, comienza a cambiar la relación entre los poderes, y escudándose en que se debía mantener autonomía e independencia, se empieza a tensar la relación. Los signos y actos jurisdiccionales emitidos por los tribunales comienza a distanciarse y a separarse de lo que era una relación institucional. La opinión sobre temas emblemáticos de Estado y la invasión frecuente por parte del Poder Judicial a los trabajos y determinaciones del Ejecutivo y del Legislativo comenzaron a deteriorar la relación”, dijo el senador morenista, quien puso como ejemplo el polémico amparo del juez federal, Rodrigo de la Peza, que ordenó al Tribunal Electoral Federal y a su presidenta nombrar a dos magistrados electorales. “Esa no es su facultad, invade las facultades del Poder Legislativo y la facultad del Tribunal Electoral”, remató Monreal.
La ministra Esquivel asegura que no hay conexión entre su petición y el discurso de Monreal contra Norma Piña y que ella sostiene sus propias “posiciones independientes”, pero ni duda cabe que la Suprema Corte y su presidenta están bajo el asedio de la 4T y que no solo quieren desaparecerlos y cobrar venganza de los gestos de Piña, para unos de autonomía e independencia en su responsabilidad constitucional de equilibrar al Ejecutivo, para otros de “groserías y desaires”, además de retar a la autoridad del presidente, sino también humillar y arrodillar a los ministros que no se sometieron a las consignas políticas, ideológicas y demagógicas del nuevo régimen.
NOTAS INDISCRETAS…
La tesis que manejó el abogado Javier Tejado Dondé sobre la existencia de una estrategia jurídica y política para intentar frenar las reformas lopezobradoristas, empezando por la Judicial y siguiendo por la desaparición del INE y otros órganos autónomos, explica por qué la reacción tan furibunda y virulenta de la secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde, ante el fallo del juez federal, Rodrigo de la Peza, que le ordenó a la presidenta del Tribunal Electoral el nombramiento de los dos magistrados faltantes en la Sala Superior. Y es que, además del antecedente del juez De la Peza y sus fallos contra la reforma eléctrica de López Obrador, el juez se brincó las trancas al mandatar a los magistrados electorales y emplazarlos a cumplir su ordenamiento.
Pero según Tejado, todo eso forma parte de una intentona desde los sectores de oposición a la 4T, para que si se nombrara a los dos magistrados poder formar una nueva mayoría que rechace la sobrerrepresentación de más del 72% que se quiere autoasignar Morena, con el aval de la presidenta del INE, Guadalupe Taddei, para alcanzar la mayoría calificada en la Cámara de Diputados. Y al no haber mayoría calificada, no habría las 20 reformas constitucionales que ya hasta celebran y pregonan como “un logro histórico” los seguidores, propagandistas e ideólogos del lopezobradorismo. Al menos eso es lo que intentaron, que lo puedan lograr se ve muy difícil…
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