El estrés y la ansiedad son factores que aquejan severamente a la población mundial, y en ocasiones nos cuesta trabajo aceptarlo, no soy psicólogo ni mucho menos galeno, pero como lo he experimentado en carne propia por experiencia es que me atrevo a comentarlo.
Ante la crítica situación que se vive en varios países del mundo por la pandemia del Coronavirus, nuestras autoridades han implementado medidas para salvaguardar la salud personal, familiar y comunitaria, cada cabeza es un mundo y cada quien piensa de manera distinta y ante esto cada quien le da el valor que a su juicio considera pertinente, veo tristemente que en una población tan diversa cuesta tanto ponernos de acuerdo y las opiniones en un tema pueden ser diametralmente opuestas.
Dicen que con la salud no se juega, más vale prevenir que lamentar.
Hay quienes siguen manejando la idea de que todo lo que está pasando es cuestión política entre Asia y América, en específico entre China y Estados Unidos.
Me queda claro que igual y sí puede ser que eso sea el trasfondo, no me aparto de ello por como vemos que se mueven los intereses político-económico en cada país, pero en tanto la existencia del virus COVID-19 es real y está afectando a la población mundial y México no es la excepción.
Por eso debemos estar alertas y no bajar la guardia, no dejar las cosas al famoso “ahí se va”. Como ciudadanos debemos dejar que los encargados de la salud en el país hagan su trabajo y nosotros cumplir con lo que nos corresponde, solo debemos seguir las recomendaciones y todo fluirá bien, de lo contrario podríamos entorpecerlo y luego lamentarlo.
¿Qué nos piden?, no saludar de mano a nadie, no abrazar, en la medida de lo posible donde andemos mantener la distancia de por lo menos metro y medio entre personas, lavarnos las manos constantemente y sobre todo hacerlo al llegar a la casa antes de empezar a agarrar cosas y saludar a nuestros familiares, tampoco debemos salir de casa si no es necesario, eso no es difícil.
Algunos señalan que si hacemos todo esto somos paranoicos, no creo, considero que quienes lo hacemos somos responsables y queremos el bienestar general.
Si voy a la tienda, a la tortillería, al súper o al mercado, debo seguir las recomendaciones y al llegar a casa lavarme las manos, eso nos piden, no es nada del otro mundo. Si en algún lugar alguien nos ofrece gel antibacterial hay que aceptarlo y asearnos las manos, sin gestos ni decir que son exageraciones.
Veo que algunos no se quedan en casa, gente que sale a correr o a trotar, a patear el balón, a batear un rato, ¿para qué?, ¿se estresan por estar un día completo en su casa?, ¿acaso si lo dejamos de hacer vamos a perder la condición física o perder la técnica de juego?
Para cerrar les comparto esto: en mi casa, desde el año pasado tracé una línea recta de 6 metros, 12 metros ida y vuelta, cada tercer día en las noches primero hago caminata, le doy 200 vueltas, luego troto muy suave 200 vueltas más, recorro en total 2.4 kilómetros de caminata y 2.4 de trote, 4.8 kilómetros (12 vueltas a una pista de atletismo), ¿aburrido?, para nada, lo hago en promedio en 50 minutos o una hora, al final tomo suficiente agua natural, no fría, para rehidratarme, todo es muy relajante.
Inténtenlo en su casa, ya habrá tiempo después para salir a la calle a trotar con amigos.
Tribuna Central












