Por Gustavo García Salazar
Conmemorando un año más de aquel desastre natural que nos afectó en octubre del ya lejano 1999, donde como sabemos varias colonias se vieron afectadas, muchas historias heroicas, algunas otras con desenlaces atroces y lo que no debe de faltar en eventos de esta magnitud aquellas historias que rayan en mitos.
Podríamos escribir cualquiera de estas dentro de esta columna, analizaríamos y enriqueceríamos la misma con todas estas situaciones que se vivieron, pero la situación aquí para analizar es ¿después de 25 años soportaríamos otra situación así?, ¿que se ha hecho para evolucionar como ciudad?. Si bien la construcción del muro de contención ha ayudado, ¿qué otras medidas han hecho tanto autoridades como sociedad?.
Es inevitable llevar a nuestras mentes lo sucedido con el huracán Grace, las inmensas proporciones de sus vientos dignos de la categoría 3 por lo cual nos vimos afectados, nos llevan a contestar un rotundo no, pero hagamos este ejercicio mental, qué situaciones de emergencias se hubiese presentado si este fenómeno natural reciente hubiese estado acompañado durante lluvias previas con la misma intensidad que la de 1999, qué escenario se hubiese presentado aparte de los que ya conocimos con esa fuerza devastadora que generó los vientos de Grace.
Incluso a fechas recientes una lluvia que daños genera en colonia que por ubicación cercana a la afluencia del río ya muchas veces se ven inmediatamente dañada o con el temor de que la creciente se vuelva de manera súbita afectando a domicilios y negocios
Y bien, entonces ¿de quién es la responsabilidad?
Autoridades o sociedad.
Como sociedad cuál ha sido nuestra responsabilidad muchas veces ignoradas y solo que hasta sufrimos en carne propia los daños es cuando por un momento consideramos realizar acciones, incluso muchas veces este momento del cual hablo solo se trata de un paso muy efímero en cuanto a la responsabilidad de la cultura de la protección civil, un ejemplo claro que puedo mencionar es el mes de septiembre que año con año e incrementándose después del sismo del 2017 las entidades llámese municipales, negocios, escolares o sociedad forman el único simulacro que muchas veces realizan en un año y solicitan la capacitación relacionada a estos desastres naturales olvidándolos un día después de la conmemoración del 19 de septiembre. Todo esto por aquella relación burda que pensamos que los sismos solo se presentan en el mes de septiembre.
Como sociedad en la etapa de recuperación de las fases de una emergencia.
Somos muy proactivos, es parte de nuestra cultura el querer ayudar post desgracia, incluso en la etapa del durante de las emergencias se presentan miles de historias de ayuda, que de manera personal la mayoría consideró hasta cierto punto irresponsable, ya que muchas de ellas no se generan ni se realizan con capacitación previa.
La etapa de la Prevención debe ser punta de lanza para enfrentar estas situaciones, incluso consideró que es lo que nos separa de países de primer mundo donde le dan mayor plusvalía a esta situación.
Las autoridades gubernamentales el día que consideren una inversión todo aquello que logre la prevención o mitigación del riesgo en las emergencias y no como un gasto como muchas se plantea, ese día se darán cuenta que el dinero «gastado» en estas cuestiones siempre será mucho menor que el que se invierte en daños.
Aunque muchas veces los daños no se lleguen atender como comúnmente pasa en estas situaciones. Lo que nos pasó en el 99 como ciudad nos debió generar una enseñanza en relación a la importancia de la prevención de la cultura de la protección civil, pero el último desastre natural nos sigue mostrando que aún nos falta muchísimo camino por recorrer.
«No podemos detener los desastres naturales pero podemos armarnos de conocimiento, no se perderían tantas vidas si existiera suficiente preparación contra los desastres».
PETRA NEMCOVA
Nos leemos el próximo lunes.
@llamada de emergencia
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