Después de la tragedia y como si no bastaran las pérdidas humanas y materiales, el gobierno de Nahle se convirtió en noticia nacional no por su respuesta efectiva, sino por increpar a una reportera que le cuestionó sobre la cancelación del Seguro contra Catástrofes, el cual dejó de existir desde el 1 de junio de este año.
El seguro, heredado por su antecesor Cuitláhuac García Jiménez, contaba con una cobertura de hasta 400 mil millones de pesos, que hoy, simplemente, ya no están disponibles.
En su lugar, la gobernadora anunció la creación de una nueva “Agencia Aseguradora Estatal”, de la cual no se tiene constancia de fondos ni registro legal ante las instancias correspondientes. Una improvisación, en el mejor de los casos, o una irresponsabilidad en el peor.
Y como si la falta de previsión no fuera suficiente, la mandataria soltó una frase que quedó grabada en la mente de los veracruzanos: “esto no se trata de dinero”, minimizando la dimensión de la tragedia.
Poco después se contradijo al declarar: “Yo me voy a encargar de reconstruir Poza Rica y Álamo. Si algo sé hacer, es construir”. ¿Pero con qué recursos? ¿Con qué estrategia? Porque voluntad sin planeación, en política, no construye nada.
La realidad es que sin el apoyo del Gobierno Federal, otro gallo le estaría cantando a Rocío Nahle. Y aun así, el desgaste político es evidente. El abandono, la falta de respuesta inmediata y un equipo de funcionarios más ocupado en justificar que en actuar, han dejado una marca difícil de borrar en el ánimo de los veracruzanos, particularmente en el norte del estado, donde el descontento es creciente.
En política, los errores se pagan. Porque si bien es cierto que el dinero no lo es todo, como dice la gobernadora, en una tragedia de esta magnitud sí hace falta… y mucho.
Hace falta para rescatar, para reconstruir, para sanar. No contar con él, por una mala decisión administrativa, es algo que el pueblo —noble, pero ya no tan ingenuo— no olvida.
El costo político está hecho. Y como suele suceder en estos casos, tampoco se trata solo de dinero.





