Gran Hotel Pereda

A un siglo de su edificación en Tuxpan, Veracruz

UNA MIRADA ATRÁS

ING. JOSÉ LUIS RODRÍGUEZ BADILLO

La comunidad de Tuxpan, Veracruz, con su coexistencia ancestral en un pequeño núcleo de habitantes, se convirtió en una Villa ribereña en el año de 1830, siendo un lugar muy importante para el comercio con la suerte  de que el río Tuxpan era navegable, fue el tiempo en que llegaron muchas familias de diferentes lugares del mundo; para el año de 1914 el congreso del estado la encumbró a la categoría de ciudad, siendo la más importante de la región entre Tampico y Veracruz. En el periodo de Cándido Aguilar Vargas como gobernador del estado en su periodo de 1917 a 1920, convirtió a Tuxpan en la capital del estado, la más alta distinción de este lugar de bellos atardeceres.

En el año de 1921 Don Nemesio y Juan Ruiz Gutiérrez de origen español, analizó varios edificios de Santander, su tierra natal en la península ibérica, decidió elegir una que tenía parecido a la fachada del teatro Pereda para edificar un hotel frente al río Tuxpan, obra a la que se unieron sus familiares en el ánimo, para lo que solicitaron los servicios del constructor Rafael Paloma, persona de gran capacidad y experiencia en este tipo de obras en aquellos años, quien cuido el proceso de la emblemática edificación ubicada en la esquina que formaban la calles José María Morelos e Independencia que gozaba de la fresca brisa porteña.

El imponente y novedoso “Gran Hotel Pereda” se diseñó con estilo neoclásico y fue una réplica del “Teatro Pereda” de la ciudad de Santander, España, deseo de sus dueños, al ser nativos de aquella ciudad española, su construcción requería y demandaría de una gran cantidad de materiales que varios de ellos no  existían en Tuxpan, no se fabricaban ladrillos y blocks en gran cantidad como fue la demanda, la varilla venia de Tampico, el cemento por esos años se envasaba en tanques de doscientos litros, no existían bancos de grava y arena muy cerca, por lo que se tuvo que se limitó a utilizar lo que se tuviera, tomando como una opción maderas duras de la región para sustituir algunos insumos de construcción.

El principal desafío fue la cimentación, que por las dimensiones de la obra se  requería abatir el nivel freático del sitio de la construcción que es sumamente alto, reto que al final se pudo superar a base de artificios con métodos prácticamente empíricos y la experiencia del constructor, que dejó la cimentación lista para izar piso por piso la magna obra que sería el orgullo urbano de Tuxpan.

De las últimas imágenes tomadas del Hotel en el año 1980.

El Hotel Pereda generó un rompimiento con el pasado arquitectónico al ser parte del estallido del modernismo adoptando el estilo neoclásico de gran novedad en toda la región en los albores del siglo XIX, que quedaron de manifiesto con los sencillos y bellos elementos decorativos con arquería en puertas de la planta baja, en lo que fue la edificación teniendo nueve ejes perpendiculares a la fachada del frontis y seis en la que da al río. Las ventanas de la primera planta, se les realizó sobre el dintel un remate en forma rectangular y en otras con un arco, concepto similar en las puertas en ambas fachadas. 

En su innovadora arquitectura en la ciudad resaltan los elementos arquitectónicos entre los ejes de la puerta principal que dio acceso a la recepción, tenía un toldo cóncavo como parasol, la puerta fue de dos alas, sobre el dintel de esta tenía una ventana rectangular como ventila. En la planta siguiente, sobre los misma ejes, lucia el nombre con letras en relieve “Gran Hotel Pereda” confinado con un marco rectangular de sencillas molduras, encima se construyó una ventana llamada en ese tiempo “ojo de buey”, que eran de forma circulare.

Más arriba en el tercer piso y en forma colineal tenía una puerta pequeña con un arco en la parte superior y sobre este, confinado también por otro trazo rectangular  y al pie un remate de arco se encerró “1922”  el año que fue edificado. En un cuarto piso, que fue la azotea, estaba un cubículo que se entiende era para la escalera que llevaba a ese nivel, donde existió un penthouse montado de madera, cubículo que tuvo una ventana rectangular con protección de metal muy vistas.

El edificio tuvo una característica muy particular en relación a sus miradores, los que estaba en la primera planta, frente al río y las de la fachada principal que daban a la iglesia, tuvieron un balcón en cantiliver circular cerrado con decoración de estilo neoclásico, el perímetro de estos tuvo un barandal con doce balastros esbeltos de concreto muy vistosos; la parte inferior del voladizo tuvo elementos decorativos que reafirmaban el singlar estilo de la edificación; a la altura del dintel se colocó un toldo de tela gruesa como parasol muy útil durante la puesta del Sol en la hoy “Ciudad de los bellos atardeceres”.

El Gran Hotel Pereda de Tuxpan

En los costados de cada puerta de los balcones tenía una cenefa decorada con un juego de líneas rectas hechas con moldura, y en el dintel esta era prácticamente un pequeño capitel con molduras que en conjunto le dieron una singular belleza al estilo en el momento más reluciente del “Gran Hotel Pereda”. Los balcones en el segundo piso fueron cerrados y con los elementos decorativos similares a los de la primera planta, solo que el capitel de los dinteles se eliminó y se le colocaron más cenefas en diferentes elementos constructivos que lo dejaron refulgente y vivo de su estilo arquitectónico en año de 1922 cuando se inauguró.

En el año de 1914 la compañía El Águila adquirió el Campo Petrolero Furbero y las instalaciones que lo integraban, así como las oficinas que incluían la refinería de la Barro Norte, oleoductos, red telefónica, sistema ferroviario de vía angosta que iniciaba sus 82 kilómetros en el muelle de Cobos, Congregación del municipio de Tuxpan, lugar en donde existió un campamento de casa tipo anglosajonas y un embarcadero en donde se recibía materia que notalmente llagaba de Tampico por vía marítima. El Gran Hotel Pereda fue se vio favorecido durante la época de auge petrolero, un lugar de lujo en donde pernoctaron técnico, funcionarios y extranjero que frecuentaban las instalaciones petroleras.

El Gran Hotel Pereda le dio un disparo de modernidad al puerto de Tuxpan al ser el más grande de su tiempo, contó con 37 habitaciones para huéspedes y desde aquel día convertido en referencia para la sociedad, los navegantes que llegaban a la ciudad eran recibidos por su majestuosa imagen, la que daba la bienvenida y fue señal de llegada a tierra del puerto cuando aún se navegaba sobre las aguas de río Pantepec.

Era el deslumbrante umbral del Puerto de Tuxpan tuvo el acontecimiento de la inauguración del “Gran Hotel Pereda”, convirtiéndose desde el año de 1922 en un mudo testigo del devenir de los sucesos más importantes que se han registrado en esta ciudad, fue parte del ciclan de 1933 cuando a estos no se les asignaban un  nombre como en la actualidad, se placía con el silbido de la emblemática lancha “La Magnolia” en su ir y venir aguas arriba del copioso rio Tuxpan, de similar forma “La Tamiahuera y Alondra” que transportaban pasaje a Tamiahua y rancherías intermedias cotidianamente si distinción de clase social o carga. En 1955 después del ciclón Hilda, la fachada resguardó a la Magnolia que estuvo a la deriva,    

El Magno “Hotel Pereda” fue un testigo silente de gran cantidad de históricos suceso de la región, así como de hazaña, desastre, registró el izamiento de edificios; fue anfitrión de distinguidos personajes de su época, de políticos, artistas empresarios y profesional, quienes no se sustrajeron de pernoctar en hotel más importante de la región en aquel inolvidable tiempo.

“Gran Hotel Pereda”

No tengo registrado el año cuando el “Gran Hotel Pereda” tuvo una ampliación de sus instalaciones, alcanzando su fachada principal de la calle José María Morelos, anexo que homologó el estilo de la primera etapa  con el proyecto del Ing. Gabriel Jiménez, quien se encargó de la obra, dando mayor espacio para la instalación de locales comerciales en la planta baja, lugar donde se instaló la “Botica Mexicana” de Don Juan Gomez, después la “Farmacia Regina” del Sr. Mariano Osorio. En ese mismo lugar años más tarde Don Pedro Madrid, empresario de origen español instaló el restaurante “Madrid”, que pronto se llenó de prestigio convirtió en el lugar preferido de ciudadanos hispanos para compartían la rica cocina de estilo europea y la plática cotidiana bajo un singular glamour y ambiente que se disfrutó en su indeleble época en la memoria de quienes vivieron aquellos años.

En la acera de la calle Independencia estuvo la Agencia de Cerveza Moctezuma, en un tiempo fue terminal de Autotransportes Rodríguez, de los hermanos José y Antonio Rodríguez que prestaban servicio de pasaje a Tamiahua, de ahí por la Brecha de la Huasteca hasta Naranjos.  Junto se instaló la Refaccionaria Espinosa de Don Flavio Franco, de igual forma estuvo la vulcanizadora “Puebla”, y como no recordar la Zapatería Canadá a cargo de Don José González por muchos años, con el mismo giro estuvo la Zapatería Guadiana de Don José “Pepe” Guadiana; de grato recuerdo es recordar cuando  funcionó por varios años la inolvidable Cooperativa de Autobuses Barra-Álamo representada por José Fernández Gómez.

La esquina que formaron la calle Independencia y Morelos, tuvo como residente al  “Restaurant Pantepec”, donde funcionó como terminal los autobuses Ómnibus de México, propiedad de Don Carlos Namorado Urrutia, quien fue representante de la línea de autobuses y simultáneamente encargado de la administración del Hotel Pereda, la gama de establecimientos que nunca demeritó la majestuosa imagen.

Cuando el hotel entró en un cambio de vocación que generó su demolición la sociedad quedó atónita y con impotencia para impedirlo, mientras se daba curso a una inconformidad ante las autoridades correspondiente para conservarlo como un inmueble de patrimonio tuxpeño, lo que generó que el INBA detuviera aunque ya muy tarde la demolición al emitir el oficio N° 347 del 19 de junio de 1990 que dirigió al Ayuntamiento ordenando detener la irracional labor que desaparición de la emblemática imagen del “Gran Hotel Pereda”, por considerarlo “un elemento urbano destacado dentro de la ciudad” y del patrimonio histórico de Tuxpan, hoy en día solo el grato recuerdo a un siglo de su edificación. ¡Lamentable actitud!

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