Tecolutla, Ver.- Tras 47 años de arduo trabajo para para proteger y permitir repoblar los mantos acuíferos de tortugas marinas, Fernando Manzano Cervantes, mejor conocido como Papá Tortuga, partió de este mundo la tarde del pasado viernes, luego de luchar durante un largo tiempo contra el cáncer, sin embargo, en su andar se convirtió en toda una institución en el cuidado de estos animales marinos, que dejó huella en muchas generaciones de tecolutleños, gente de la región y personas que han seguido sus pasos no solo en campamentos de otros puntos del país, sino a nivel internacional.
Tecolutleño de nacimiento, Fernando Manzano nació el 30 de mayo de 1949 y con tan solo 25 años de edad, en 1974 inició su proyecto, inspirado en videos del oceanógrafo Jacques-Yves Cousteau, los cuales pretendían ayudar a proteger a las tortugas marinas que llegaban a estas costas para realizar su proceso de reproducción.
“Hace muchos años vi un programa donde Jacques Cousteau, el oceanógrafo francés, ayudaba a criar tortugas, me fijé lo más que pude en la técnica que usaba y traté de imitarla aquí en Veracruz, con buenos resultados. […]” platicaba Fernando Manzano en cada oportunidad que tenía cuando se le cuestionaba de donde había nacido la idea del cuidado de los huevos de tortuga.
Debido a que era cada vez más raro ver llegar una tortuga a costas tecolutleñas a desovar y que aun las que los hacían dejaban sus huevos a merced de los depredadores, Fernando Manzano se enfocó en conocer todo lo posible sobre las distintas especies de quelonios, logrando que con los pocos recursos que tenía, se liberaran 40 días después de la primera temporada un aproximado de 500 crías, que aunque era un logro, seguía siendo una cifra que anunciaba una posible extinción de la especie en esta zona.
Tomando en cuenta que cada tortuga deja un aproximado de 100 huevos por nido, se tenía un promedio de 5 tortugas al año, por lo que no descansó en buscar técnicas nuevas para identificar, retirar y proteger los nidos y una vez culminada la incubación, se liberaran al mar y todo esto se consolidó como el campamento tortuguero Vida Milenaria.
Con el paso del tiempo el proyecto requería mayor recurso no solo económico sino humano, por lo que el equipo fue creciendo, y posteriormente Papá Tortuga formó una familia con Irma Galván, y de esta unión nació su hija Aurora, quienes junto a él, convirtieron el cuidado de las tortugas en su estilo de vida.
Actualmente Vida Milenaria se ha consolidado no solo como un equipo de trabajo, sino como una familia en la que alrededor de 12 personas se encargan de que todo funcione durante todo el año, sin importar si de día, de noche o de madrugada si hay inclemencias climatológicas, ellos están pendientes desde que inicia la temporada de desoves, hasta que terminan las liberaciones, y mientras no hay tortugas, la convivencia continua con aprendizaje y concientización a la población.
Cabe señalar que Papá Tortuga, no solo se convirtió en un referente de cuidado al medio ambiente en el municipio, donde toda la población ha sido partícipe de su trabajo, pues año con año alumnos de las escuelas y pobladores en general acuden para liberar tortugas.
Pero además Fernando Manzano ha traspasado las fronteras nacionales con su compromiso en la protección de los quelonios, pues ha sido referente internacional en otros países como Perú, Costa Rica, Colombia, Cuba, Estados Unidos, Canadá, entre otros, donde ha llevado sus experiencias y sus técnicas de cuidado.
Así miso en México compartió sus conocimientos con otros campamentos de la región, del estado del país, donde gustosamente acudía a cada invitación tanto del lago del Golfo, como el pacífico.
De igual manera no solamente cuidaba y liberaba a las crías, también atendían a aquellas tortugas que eran rescatadas con lesiones por redes de arrastre o por desechos en el mar, retiraban las tortugas que encontraban muertas para revisarlas en el campamento y conocer las posibles causas de muerte y sobre todo era categórico al externar su molestia por todos los factores que afectaban la reproducción de estos y todos los animales marinos.
Durante 2020 debido a la contingencia sanitaria por el virus Sars-Cov2 el acceso a playas fue restringido, por lo que la temporada de desove fue más relajada, pues los ejemplares salieron a desovar sin problemas, lo que se vio reflejado en un incremento considerable de liberaciones, las cuales sobrepasaron las 92 mil crías liberadas.
Ante tal trabajo, Fernando Manzano Cervantes se convirtió en una institución, un héroe sin capa para el medio ambiente, por lo que cuando se dio la noticia de su fallecimiento el pueblo entero dio a conocer sus condolencias por la gran pérdida que representa su muerte.
La familia de Vida Milenaria agradeció a la población y a todos sus conocidos las muestras de afecto, pero mencionaron que por la contingencia el velorio sería estrictamente familiar y posteriormente el cuerpo sería cremado.
Únicamente los colaboradores más cercanos del campamento se reunieron en torno al cuerpo la noche en que este fue puesto al centro de la sala de su casa y tuvieron una última plática, para decirle lo que hayan olvidado mencionarle en vida.
Tal era su pasión por las tortugas que estuvo con ellas hasta el último día de su vida, su esposa Irma Galván mencionó que el pasado dos de abril por la mañana dijo que quería salir a recorrer la playa y ver a las tortugas desovar, supervisó los nidos y aun se tomó una foto junto a una tortuga, y antes de volver refirió “me doy cuenta que ya todos saben lo que tienen que hacer”, Descanse en paz Fernando Manzano Cervantes. Gracias por todo, Papá Tortuga.

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