TRIBUNA CENTRAL

Por José Luis Pacheco Espinoza

Ana Gabriela Guevara soltó un dardo venenoso, fiel a su costumbre, al ser cuestionada por la prensa sobre la pésima actuación de la Delegación Mexicana en los Juegos Olímpicos de Tokio, la titular de la Comisión Nacional del Deporte y Cultura Física en lugar de asumir con entereza la responsabilidad del fracaso, culpó de todo a los atletas al decir, “yo no participé”.

Y me queda claro que sí participó, porque como titular de la CONADE es quien debe proporcionar las herramientas básicas, apoyo para preparación y terapias necesarias para los atletas de alto rendimiento que ya hayan logrado su boleto a alguna competencia, máxime que no se trata de una competencia cualquiera, sino que es simple y sencillamente la máxima justa deportiva que hay en el planeta, como son los Juegos Olímpicos.

No es fácil ganar una medalla en esta competencia, ahí se reúne la crema y nata de cada disciplina y muchos atletas de calidad sueñan con sumar a sus múltiples premios una medalla olímpica.

En el maratón, Eliud Kipchoge gana miles de dólares cada que compite y gana un maratón internacional, pero en los Juegos Olímpicos va solo por una medalla y por el premio que decida otorgarle su país natal Kenia, cifra que no ha sido revelada de manera oficial, y dudo que les premien, pero para él ganar medalla de oro es su máximo triunfo en su carrera, porque sabe que le sirve de ejemplo a miles de niños y jóvenes sumidos en la pobreza en su país.

La política sonorense Ana Guevara fue gran atleta y como velocista su presencia en la pista en los 400 metros planos era sinónimo de triunfo, ganó muchas medallas en Centroamericanos, Iberoamericanos, Panamericanos, Copas del Mundo, Campeonatos Mundiales y en la Liga Diamante de Atletismo, pero en los Juegos Olímpicos solo una medalla de Plata en Atenas 2004, así que decir que es lo máximo a nivel mundial no puede señalarlo, porque nunca pudo vencer a Tonique Williams.

Pero bueno, llegó a la CONADE, y en lo personal en su momento aquí lo relaté desde esta Tribuna Central, creí que era la mejor decisión de López Obrador, porque ella cuando fue deportista siempre peleó por tener más apoyos para los atletas, pero no fue así, ha sido la decepción y hasta de desfalco la han acusado. Los atletas la señalan de darles un trato déspota y negarles apoyos.

No entiendo porque López Obrador no la quiere sustituir, cuando no solo los mismos políticos se lo han pedido, sino también entrenadores, atletas y gente del pueblo, que ve como está la situación en el deporte nacional. Solo López Obrador no lo ve así.

A la CONADE no se necesita que la dirija un deportista, ya han pasado muchos y no hay avances, ahí se requiere alguien que conozca de administración y sobre todo que sea honesto. El deporte hay que saber administrarlo, como si fuera una empresa, que hay que tener con finanzas positivas y sobre todo teniendo a los atletas contentos, bien atendidos, porque una empresa funciona si sus clientes están satisfechos, y ahí los clientes serán los deportistas. Dicen bien claro que “para ser brujo tienes que conocer las hierbas”, o bien, “zapatero a tus zapatos”, me queda claro que sí hay deportistas preparados, pero no todos, Ana Guevara está hundiendo más el barco.

Muchos atletas de alto rendimiento no tienen esa preparación para ser buenos administradores, porque se han enfocado a sus entrenamientos. Ana Gabriela, con secundaria terminada escaló y se metió a la política. Otro error es llenar de deportistas, cantantes y artistas los puestos públicos importantes, ya que impide que se logren cosas mejores para un municipio o estado; hay muchas excepciones claro, porque hay gente comprometida con la sociedad, pero en el caso preciso de poner en la CONADE a alguien como Ana Guevara con antecedentes políticos negativos es no querer avanzar y como prueba basta un botón: Tokio 2020. Ana Guevara debe renunciar, por el bien del deporte en México.