Trasladan a 2 mil pandilleros a megacárcel

El Cecot, inagurado a inicios de 2022, tiene una capacidad para 40 mil reclusos y el gobierno salvadoreño asegura que es la «más grande de América».

El Salvador.- El presidente Nayib Bukele anunció el traslado de más de 2 mil pandilleros desde diversas prisiones de El Salvador hacia el Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), una instalación emblemática en la lucha contra las pandillas en el país.

El Cecot, considerado la «megacárcel» símbolo, tiene una capacidad para albergar hasta 40 mil reclusos y es presentado por el gobierno salvadoreño como la mayor de su tipo en América.

El traslado se llevó a cabo desde penales como Izalco (ubicado al oeste), Ciudad Barrios (al este) y San Vicente (en el sureste), según informó el mandatario a través de sus redes sociales.

La prisión, inaugurada a principios de 2022, albergaba hasta febrero de este año a 12 mil 500 pandilleros de la Mara Salvatrucha (MS-13) y Barrio 18, detenidos en el marco de un régimen de excepción que ha generado controversia por la posible detención de personas inocentes, según denuncias de organismos de derechos humanos.

Esta madrugada, trasladamos a más de 2,000 pandilleros desde los penales de Izalco, Ciudad Barrios y San Vicente, hacia el CECOT.

Ahí pagarán por los crímenes cometidos contra nuestro pueblo; incomunicados con el exterior, sin posibilidad de salir, ni de ordenar crímenes desde… pic.twitter.com/n4syM6l9Y3

— Nayib Bukele (@nayibbukele) June 11, 2024

Bukele, en un mensaje público, afirmó que los trasladados pagarán por los crímenes cometidos, estando incomunicados del exterior y sin posibilidad de seguir ordenando delitos desde la cárcel.

El Cecot, ubicado en Tecoluca, a 74 km al sureste de San Salvador, ocupa 166 hectáreas de terreno, con ocho pabellones construidos dentro de un perímetro vigilado por 19 torres de seguridad.

Entre las medidas de seguridad, se destaca un muro de concreto de 11 metros de altura y 2.1 kilómetros de largo, coronado con alambradas electrificadas, así como dispositivos para bloquear las comunicaciones externas.

La vigilancia dentro del penal está a cargo de 250 policías y 600 militares, mientras que los reclusos duermen en literas de láminas de acero, sin colchón ni almohada.