Yatrogenia
Dr. Ignacio Espinosa Médico Internista Tels: 782 82 263 52 y 782 888 0056.
Las dos entregas previas sobre las úlceras de los pies en diabéticos, fue el resultado de una charla en el contexto del marco teórico, al respecto, con el Dr. José Kirsch, especialista en cirugía y con amplia experiencia en manejo médico y quirúrgico en úlceras de los pies por diferentes causas.
La charla fue grabada y trasmitida en la sección de la Opinión al Aire y coordinada por el Lic. Arturo Christfield. Puesto que en esta sección el tiempo es limitado con esta tercera entrega se amplia el tema con el fin de orientar al público con la mayor objetividad y veracidad posibles.
Más de una vez algunos de mis escasos lectores, me han comentado que les ayuda más cuando se describen casos clínicos producto de la experiencia práctica, en comparación al describir los textos teóricos de libros o revistas especializadas.
La medicina interna incluye la responsabilidad de estudiar y tratar a los adultos y sus enfermedades de una forma sistémica, es decir, tratar al enfermo como un macro sistema, con varios órganos o micro sistemas anatómicos y fisiológicos en función armoniosa: corazón, pulmones, hígado, tubo digestivo, glándulas endócrinas, riñones, piel, sistema musculoesquelético, vías urinarias, es decir todos los órganos conectados y coordinados por una computadora central: el prodigioso sistema nervioso central, maravilla de maravillas de la naturaleza, nada que ver con los jardines colgantes de babilonia, las pirámides egipcias, la pirámide de Chichen Itzá, la muralla china o el Taj Mahal de la India.
Las experiencias clínico quirúrgicas del Dr. Kirsch, se complementan con mis experiencias médicas de medicina interna, puesto que si las enfermedades son multifactoriales en sus causas, el estudio y tratamiento debe ser multidisciplinario, es decir con la participación coordinada y razonable de todas los conocimientos de todas las especialidades con el fin de prevenir los graves daños que se provocan al dividirse al paciente en “cachitos”: yo veo el corazón tú ves el pulmón, otro los riñones, aquel los pies, y así cada especialista concreta el tratamiento del cuerpo humano separando cada órgano del todo sistémico: un órgano para todos y todos para uno.
Una mujer de 80 años de edad, diabética descontrolada con 250 de glicemia, se presentó con una pequeña úlcera localizada en la cara interna del tobillo derecho, de unos dos centímetros de diámetro y superficial, incluyendo solo la piel sin llegar al hueso. Se ajustó la dosis del medicamento para el azúcar, se prescribió antibiótico, aspirina para mejorar la circulación, se retiraron medicamentos para la presión arterial pues esta era baja, 90/60, se indicó aseo local con agua y jabón.
A la siguiente consulta en dos semanas la evolución era satisfactoria, la úlcera había disminuido un 40%, la respuesta en estos casos es lenta, la presión arterial y el azúcar eran normales. Le perdí la pista, regresó 6 meses después con tres pequeñas úlceras en la misma pierna, la inicial del tobillo, purulenta (infectadas), otra en la cara interna de la pierna derecha por debajo de la rodilla y otra por encima del tobillo.
Acudió a una de tantas clínicas especializadas en pie diabético, le hicieron punciones en una vena de la pierna dizque para “limpiarle las arterias”. Retornamos al tratamiento previo con el cual estaba cicatrizando, las curaciones se hicieron en su domicilio, allá en Solís de Allende, pueblo donde yo nací. En 3 meses las úlceras cicatrizaron por completo, mi prima murió 5 años después de insuficiencia orgánica múltiple propia de la edad, sin las úlceras.
Allá en la Lima Nueva, una congregación de Castillo de Teayo, hace unos 30 años, una mujer diabética descontrolada, con unos 100 kilos de peso, tenía una úlcera isquémica en un glúteo, de unos 4 centímetros de diámetro y de unos 2 centímetros de profundidad, con secreción purulenta, durante dos meses un médico general le realizaba curaciones 2 veces por semana y prescribía medicamentos para la diabetes, antibióticos para infección, y para la circulación con nombres genéricos adecuados, sin mejoría evidente, su azúcar estaba descontrolada. Sugerí ajustar la dosis de los mismos medicamentos pero cambiar la marca de laboratorio, es decir “lo mismo…más caros…y de mejor calidad”.
Entrené a una de sus hijas para realizar curación minuciosa del “hueco” ulceroso, raspando con gasas las natas purulentas que había en la úlcera. Dos meses después el hueco había cicatrizado por completo.
Otro caso semejante, allá en el rancho grande, allá donde yo vivía, una de mis hermanas, de unos 90 kilos de peso, 85 años de edad, sin diabetes, tenía una úlcera redonda de origen mixto, varicoso-arterial (arterioesclerosis y trombosis venosa) en la cara interna de la pierna derecha, de unos 3 centímetros de diámetro, superficial, tratada en un hospital por médico internista y angiólogo: recibía dos medicamentos para la presión arterial, esta estaba baja, 95/50, acido acetil salicílico para la circulación, estaba en reposo recomendado, no tenía datos de infección pero durante 8 meses la mejoría era nula, el angiólogo proponía un autoinjerto de piel (extirpar un colgajo de piel del muslo para colocarlo en la úlcera).
Su pierna era morada. No aceptes el injerto por el momento le sugerí, creo que no “va a pegar” porque con tu presión baja y el reposo que te propusieron, no hay buena circulación de sangre, esencial para la cicatrización de la úlcera, retira los medicamentos de la presión, continua con aspirina original para la circulación, bájale al pan (era la panadera de Solís de Allende) bájale a las enchiladas y a la “estrujada” con manteca de puerco y natas, al zacahuil y a los bocoles con asiento de chicharrón, para lograr bajar de peso.
En dos meses la úlcera cicatrizó por completo, había bajado 10 kilos de peso, “a paso de tortuga” pero caminaba todos los días, su presión arterial se mantuvo normal sin fármacos, la piel de la pierna estaba más clara, se mejoró la circulación, esencial para una buena cicatrización. Murió unos 5 años después sin ninguna úlcera. La causa de la muerte: insuficiencia orgánica múltiple, propia de la avanzada edad.
No soy especialista en pie diabético, ni quiero, no cuento con ningún medicamento milagroso, solo intento ayudar a la naturaleza sanadora que cada persona porta en sus genes.
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