Niños de la calle invaden la ciudad

Decenas

Martínez De La Torre, Ver.- Ya sea víctimas de la desintegración familiar u obligados por personas adultas que se dedican a explotarlos, decenas de niños y niñas, de entre 5 y 12 años, diariamente llegan a las calles, avenidas y cruces importantes de este municipio para realizar cualquier actividad que les deje algunas monedas para sobrevivir.

Tocando algún instrumento musical, vendiendo dulces o fruta, limpiando parabrisas, “tragando” fuego o simplemente pidiendo limosna, los menores de edad, que en su mayoría tienen algún adulto detrás, prácticamente “tapizan” el centro de la ciudad, para ejercer sus actividades y llamar la atención de la sociedad y el personal del DIF Municipal, quienes muy pocas veces los voltean a ver.

Aunque se ha comprobado que muchos de los pequeñines son de otros municipios de la región y principalmente de los estados de Puebla, Tlaxcala, Oaxaca y Chiapas, la realidad es que cada vez son más los que llegan a la ciudad, que en los últimos meses se ha convertido en el centro de operaciones de menores y jóvenes callejeros, que están huyendo de los problemas que se suscitan en el hogar, ya sea por violencia, alcoholismo o drogadicción.

En entrevista con Juan, un niño de 9 años, que se destaca por su forma de tocar el acordeón, comentó que -en su caso- se ha tenido que olvidar de la escuela, porque tiene que trabajar todos los días para sacar lo que más pueda de dinero, para así mantener a su familia, la cual, aseveró, se compone de cinco hermanos, todos más chicos que él.

“A veces me acompaña mi mamá, mi papá o alguno de mis hermanos, pero casi siempre vengo solo; yo no soy de aquí, vivo en San Juan Xiutetelco, Puebla, pero diario me subo a un autobús que me lleva a Teziutlán, después agarro uno que me traiga a Martínez y así es como me pongo a trabajar tocando mi acordeón, o lavando parabrisas en las calles de esta ciudad”, relató el pequeño trabajador.

Así como Juan, hay decenas de niños y niñas en este municipio, con historias diferentes, pero reales, que en su mayoría son generadas por la pobreza y marginación que existe en los municipios donde habitan, pero no son los únicos con este tipo de problemas en aquellos estados.

A pesar de que esta problemática crece a diario, las autoridades locales y en especial el DIF Municipal no se interesan en lo más mínimo por ayudar a estos pequeños que solo buscan ganar algunas monedas para llevarlas a sus domicilios con el único fin de contribuir al gasto familiar.

Por EDGAR JUÁREZ GÓMEZ