Sin contacto con la gente de Poza Rica, ajena a los problemas y nula gestión por temas de su distrito, ahora busca ser suplente en el Senado.
MORENA premió la ineficacia de Raquel Bonilla como diputada al otorgarle la suplencia de Claudia Tello en la candidatura al Senado, algo que plantea serias interrogantes sobre la integridad y la calidad de la representación política en la izquierda. Mientras Tello proclama amor, esperanza y convicción, las críticas hacia Bonilla exponen una realidad menos romántica: una política distante de su electorado, centrada en asegurar el apoyo de padrinos políticos para sus propias ambiciones personales.
Ha demostrado una falta de empatía y sin iniciativa legislativa, ya que en lugar de abordar las necesidades reales de la gente parece estar más interesada en saciar ambiciones personales, como su aspiración a la alcaldía. Lamer botas en altas esferas de su partido ha sido lo único que ha catapultado la carrera de la legisladora, pues toda su gestión en el Congreso ha sido en torno a políticas partidistas, aunado al proselitismo constante a favor de Rocío Nahle, que hasta ahora es lo único que puede permitirle aspirar a una candidatura por la presidencia municipal.
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