La Termoeléctrica Adolfo López Mateos, de la Comisión Federal de Electricidad, se ha convertido en el principal centro de enriquecimiento de un selecto grupo de empresarios e industriales, quienes en contubernio con funcionarios de la CFE han acaparado, por muchos años, las licitaciones y contratos.
El punto más alto de corrupción y tráfico de influencias se vivió durante la estadía de Guillermo Castillo Miranda al frente de la Superintendencia de la Termoeléctrica. Empresas como Construcciones Pritty, Proyectos Notiservi, Vel-O Construcciones y Dragados, Bufete Industrial Nerasa e IPSSE son de las más favorecidas.
Sin embargo, Guillermo Castillo fue ascendido y enviado a la Gerencia Regional con sede en Veracruz, desde donde sigue operando la asignación de contratos en la Termoeléctrica de Tuxpan, aprovechándose de la inexperiencia del actual superintendente, Mario Alonso Muñoz López.