POZA RICA, VER.- Hace 26 años la tragedia cubrió a Poza Rica y la región por las inundaciones del 5 y 6 de octubre de 1999. Las fuertes lluvias que trajeron consigo el frente frío número 5 y la depresión tropical 11 impactaron también los municipios de Cazones, Papantla, Álamo, Tecolutla, Gutiérrez Zamora, Nautla y Martínez de la Torre, entre otros.
Las precipitaciones comenzaron el 3 de octubre de 1999, y nadie nunca imaginó que las ciudades quedarían prácticamente bajo el agua, obligando a la gente a intentar salvarse en los techos de sus casas. El saldo fue de 384 víctimas mortales y 450 mil damnificados, es decir, casi medio millón de personas; la cifra de desaparecidos no se definió nunca.
Todo el panorama de aquellos días era de desolación: los puentes se desplomaron y las carreteras quedaron destruidas, por lo que era una verdadera hazaña llevar la ayuda a la gente que esperaba en el techo de su vivienda esperando a ser rescatada. Esos momentos mostraron la solidaridad y el esfuerzo de los gobiernos y la sociedad.
Al día de hoy es difícil imaginar llegar a octubre y no hablar de aquellos dolorosos momentos que marcaron a Poza Rica en tan solo 72 horas, cuando tan solo en Papantla se reportaron 607.8 milímetros de lluvia, lo equivalente a la mitad de las precipitaciones de todo el año. En la Sierra Norte de Puebla fue de 995 milímetros, una cantidad histórica.
Todo eso influyó para que aumentaran los niveles de los ríos Tecolutla, Cazones, Tuxpan y Nautla. Según lo reportado el 7 de octubre, durante el recorrido del entonces presidente Ernesto Zedillo y el gobernador Miguel Alemán, hubo 22 tramos carreteros dañados y 11 puentes colapsados.
La devastación es para algunos solamente una leyenda popular. Lo cierto es que, para quienes vivieron esos momentos en carne propia, ha sido una trágica herida que será difícil de borrar.
El cronista municipal, José Luis Rodríguez Badillo, expuso que la devastadora inundación que azotó Poza Rica, su zona metropolitana y la región en 1999, dejó una huella imborrable en la memoria colectiva de sus habitantes. Las intensas lluvias causaron estragos en la infraestructura y la vida cotidiana de miles de familias.
“Un testimonio histórico de aquel evento es el puente sobre el río Remolino, que en su momento fue crucial para canalizar el excedente de agua hacia el mar. Este puente no solo representa la resiliencia de la comunidad, sino también la necesidad de recordar y aprender de aquellos días fatídicos”, expresó Rodríguez Badillo.
El cronista señaló que hoy, más que nunca, es importante reflexionar sobre la preparación y la respuesta ante desastres naturales, para que eventos como este no se repitan en el futuro.