Hombre halla Biblia entre el lodo y se pone a meditar

Álamo, Ver.- La inundación sigue mostrando historias diversas. Entre el lodo, un hombre encontró una pequeña Biblia y, aunque aclaró que no es religioso, se puso a leer versículos al azar, sentado en una banqueta.

«A mi me tapó la casa. Vivo en una colonia cerca del río. Vine al centro a buscar alguna despensa y me encontré una Biblia aquí por el semáforo (en avenida Independencia) y como que ha de ser una señal de que no todo está perdido’, refirió.

Como otros fenómenos naturales, la inundación nos recuerdan lo frágil que es la vida y lo limitado de nuestro control sobre el mundo, indicó al respecto el párroco Guillermo de Olmos Pérez.

En la Biblia, el agua tiene un doble significado: puede ser fuerza destructora, pero también símbolo de purificación y renovación. El diluvio en tiempos de Noé no solo fue juicio, sino también el inicio de una nueva oportunidad para la humanidad (Génesis 9:11).

Jesús mismo mostró su poder sobre las aguas cuando calmó la tempestad, diciendo: «¡Calla, enmudece!” (Marcos 4:39). Este gesto revela que, incluso cuando las aguas parecen desbordarse, Dios sigue presente y tiene autoridad sobre el caos.

El apóstol Pablo nos recuerda que «la creación misma gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora” (Romanos 8:22), como si la naturaleza misma expresara el anhelo de ser restaurada.

Así, ante una inundación, «la fe nos invita no solo a lamentar las pérdidas, sino también a abrir el corazón a la esperanza y la solidaridad», abundó el sacerdote, titular de ma parroquia Nuestra Señora de los Dolores.

Así, entre los restos de una ciudad anegada por el desbordamiento del río Pantepec, un hombre se sienta en una banqueta y, con las manos cansadas, abre su Biblia. A su alrededor hay lodo, escombros y silencio, pero sus ojos descansan en las palabras que dan vida. Y aunque se declara «no religioso», en medio de la destrucción, él encuentra refugio en la promesa de un Dios que no abandona, aun cuando las aguas cubren todo.