PEMEX lo reportó como “muerte natural”
POZA RICA, VER.– La familia de Luis Arturo Aguirre Sierra, trabajador con más de 22 años de servicio en Petróleos Mexicanos (Pemex), denunció que la petrolera clasificó su fallecimiento como “muerte natural”, pese a que ocurrió durante las inundaciones que afectaron el Complejo Procesador de Gas (CPG) los días 9 y 10 de octubre. Esa decisión, afirman, impide que sus hijos —de 9 y 15 años— accedan a la indemnización y a los beneficios que corresponderían por un accidente laboral.
De acuerdo con testimonios de compañeros presentes durante la emergencia, Aguirre Sierra acudió a su turno nocturno el 9 de octubre, sin que se les advirtiera que el río Cazones comenzaba a desbordarse. Señalan que, debido al corte de energía y la falta de iluminación, la evacuación se retrasó hasta la madrugada, cuando ya varias áreas del complejo estaban bajo el agua.
Los trabajadores relataron que, durante el intento de evacuación, un camión contra incendios quedó varado, lo que obligó al personal a organizarse en cadenas humanas para buscar zonas seguras. En ese momento —según sus compañeros— Luis Arturo decidió auxiliar al jefe de guardia, Ariel Badillo Reyes, quien tenía dificultades para moverse. La corriente terminó arrastrándolo, convirtiéndolo en la única víctima fatal dentro del complejo durante el evento.
La familia sostiene que, pese a que su muerte ocurrió en condiciones de riesgo dentro del horario laboral, Pemex la catalogó como “natural”. Esta clasificación, aseguran, minimiza las responsabilidades derivadas de la evacuación tardía y limita los derechos económicos de los deudos.
Compañeros de Luis Arturo señalaron de manera extraoficial que no se ha iniciado una investigación interna sobre lo ocurrido, y expresaron preocupación por posibles represalias, lo que les impide denunciar públicamente. También acusaron que algunos mandos que estuvieron al frente durante la emergencia han recibido reconocimientos, a pesar de que —a juicio de los trabajadores— no actuaron con la rapidez necesaria.
El llamado de la familia es claro: que se reclasifique la muerte como accidente de trabajo, se investigue la actuación de los responsables y se garantice la reparación correspondiente. Mientras tanto, el clamor de los deudos continúa resonando entre compañeros y vecinos: “Justicia para Luis Arturo”.















